Feria del libro de verdad

Cuentan las crónicas que la primera feria del libro con entidad se celebró en 1462 en la ciudad alemana de Fráncfort, a escasos kilómetros de Mainz, donde trabajó Gutenberg, el hombre que revolucionó el mundo con la invención de la imprenta moderna. En España el inicio de la cita anual entre escritores, editoriales, libreros y lectores data de 1933 en Madrid, con ocasión de la entonces denominada Semana Cervantina. En Castellón la convocatoria cultural arrancó en 1984, transcurriendo por diferentes escenarios y diversas escalas de brillantez, en un proceso de paulatino deterioro que tuvo su culmen negativo en la edición del año pasado. Aquello resultó un desastre, en el que me negué a participar tras permanecer poco más de media hora abandonado a mi suerte, al igual que el resto de autores invitados, en una configuración espacial del recinto y de organización kafkianas. Empero, este año sale el sol brillante y energético de la mano del Ayuntamiento de Castellón alumbrando una 41 edición tan diferente como potente. Bien alcaldesa Begoña Carrasco, bien concejala de Cultura, María España. Ya era hora de que nuestra ciudad estuviera a la altura merecida en el gran evento de las letras, con la ambición y enfoque de otras citas que conozco bien, tales como las de Madrid y Valencia, por poner algún ejemplo.

Gracias al Ayuntamiento superamos el ínfimo nivel que nos fue deparando una comandita tan voluntariosa como desatinada de organizadores, escasa de ambición y ayuna de la visión que merece el sagrado mundo del libro, el más maravilloso de los universos. La sensibilidad municipal capitaneada por la alcaldesa Carrasco ha sabido reanimar en mayúsculas al moribundo paciente denominado Fira del Llibre de Castelló. Si bien es necesario reconocer el mérito primigenio de promotores como Salvador Bellés, Pere Duc o Mauro Gómez, cuyos plausibles propósitos fueron naufragando con el paso de los años y la propia realidad del denominado Gremi de Llibreters de Castelló. En fin, agua pasada.

Autores de primer nivel

El cambio operado en la 41 edición de la Feria del Libro de Castellón permite a los castellonenses el disfrute de un evento de las letras de altura, con la participación de un destacado elenco de autores de primer nivel y actividades que invitan al fomento de la lectura, el más sólido camino de las personas libres. Nada mejor para sanar alma y mente que el contenido artesanal de un buen libro. El admirado Mario Vargas Llosa, fallecido recientemente, nos dejó escrita una reflexión cuya verdad hago propia: “Igual que escribir, leer es protestar contra las insuficiencias de la vida. Quien busca en la ficción lo que no tiene, dice, sin necesidad de decirlo, ni siquiera saberlo, que la vida tal como es no nos basta para colmar nuestra sed de absoluto, fundamento de la condición humana y que debería ser mejor”. Estos días la esencia de la cultura que representa el libro, nutriente del pensamiento, tiene en Castellón el mejor de los escenarios. Un renacer prometedor que dignifica a escritores, editores, libreros y, sobre todo, a los lectores. Gracias a una alcaldesa a la altura.

Periodista y escritor