Opinión | LA RUEDA

Los dibujos animados

La especialista en neuropsicología infanto-juvenil Elvira Perejón, en su libro Educar con cerebro, asegura que los dibujos animados ya no son lo que eran. Por ejemplo, Bob Esponja o CoComelón tienen unos 35 cambios de plano por minuto, más del triple que los dibujos de antaño. Esto se debe a que la industria del entretenimiento infantil, por la era de la inmediatez en la que vivimos, adapta su contenido a las demandas de atención generadas por las tecnologías aplicadas a las redes sociales, fundamentalmente TikTok. Elementos como colores brillantes, sonidos intensos y ritmo acelerado, sobreestimulan de tal forma el sistema nervioso infantil, que genera una sobrecarga sensorial y una dependencia a estímulos cada vez más intensos. Es como si estuvieran bombardeados por impulsos visuales y auditivos, lo que imposibilita que puedan reflexionar y procesar todo con calma, dificultando que disfruten de actividades más pausadas.

Contraproducente

Una estimulación temprana inadecuada, no solo es innecesaria y poco aconsejable, sino contraproducente para un cerebro tan vulnerable como el de un niño. En diciembre, la Asociación Española de Pediatría aconsejó reducir al máximo el tiempo que los más pequeños pasan delante de una pantalla, al hallarse una relación directa entre la velocidad de los cambios de plano de las series infantiles y la falta de concentración de los niños, especialmente en preescolar, traduciéndose esto en más rabietas, mayor frustración y peor rendimiento escolar.

 Psicólogo clínico

(www.carloshidalgo.es)

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