Opinión | LA COLUMNA

Un nuevo Papa para el mundo

Ayer volvimos a vivir un acontecimiento histórico no solo para la Iglesia Católica sino para el mundo en general. Con la elección del nuevo Pontífice (el número 267) finalizaba la Sede Vacante. Y la sede de Roma volvía a tener nuevo obispo y los 1.400 millones de católicos, un Papa. Después de un Cónclave con la participación más numerosa de la historia, en cuanto a cardenales electores se refiere (133), y el más universal (71 países representados) los purpurados eligieron a Robert Francis Prevost, que adoptó el nombre de León XIV. De nuevo, al igual que pasó con el Papa Francisco, vamos de estreno y de números ordinales. Y es que es la primera vez en la historia que se elige a un cardenal nacido en Estados Unidos (al presidente Trump le faltó tiempo para felicitarle y celebrarlo como «un gran honor»). Aunque con nacionalidad peruana y con ascendencia española. También es el primero que pertenece a la orden de San Agustín y con ese sello de fábrica se dice todo. Sin embargo, si por algo se conoce a su antecesor en el nombre (León XIII) fue por su impulso a la doctrina social de la Iglesia y también por un acercamiento de la institución a las realidades del mundo moderno y frente al creciente problema obrero, en 1891 dio a conocer la encíclica Rerum novarum. Su realismo político y su habilidad diplomática significaron el fin de muchas diferencias en aquel momento de su Pontificado.

Mientras escribo estas líneas hablo con dos amigos (vaticanistas muy conocidos que viven en la Ciudad Eterna) y ya me avanzan que es «un hombre muy abierto a la comunicación, con una profunda hondura, y con una enorme cercanía, con la que siempre ha construido puentes de diálogo». Sea como sea, a los católicos nos queda claro que el Espíritu Santo ha elegido, a través de los cardenales, al Papa que la Iglesia necesita en este momento concreto de la historia. Pero puedo decir que su nombre de Papa ya tiene un mensaje claro de continuidad con una visión humanista y social de fe, enfocada en los desafíos contemporáneos como la justicia social, la migración, la paz global y el diálogo interreligioso. ¡Que así sea!

Sacerdote y periodista

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