Opinión | A FONDO

Ni más, ni menos

Hace justo una semana, los alcaldes y alcaldesas, liderados por la presidenta de la Excma. Diputación Provincial de Castellón, Marta Barrachina, volvimos a alzar la voz para exigir una mayor financiación que nos permita los recursos suficientes para gestionar nuestros municipios y ciudades.

También para pedirle al presidente del Gobierno que deje de fallar continuamente a los españoles, que asuma sus responsabilidades y presente de una vez por todas los Presupuestos Generales del Estado, porque hacerlo no es una opción para el gobierno de turno, sino que se trata de una obligación, un deber legal recogido en nuestra Constitución Española.

Se lo pedimos porque sin estas cuentas se producen perjuicios, y no se pueden asegurar las aportaciones justas y necesarias que precisan los ayuntamientos para gestionar su día a día. Y, lo querrán reconocer o no, no presentarlos es querer mantener secuestradas económicamente unas cantidades que nos corresponden a todos los ciudadanos de esta provincia, a Benicàssim también.

De hecho, de nada nos sirve haber superado la barrera de los 20.000 habitantes empadronados, ya que Pedro Sánchez sigue «sin reconocernos económicamente» ese incremento poblacional, ya que hacerlo debería traducirse en mayores ingresos, es decir ni más ni menos que aquellos que nos corresponden, y con los que poder prestar los servicios adecuados al número de población, para así mejorar la calidad de vida cotidiana de nuestros vecinos.

Para que se hagan una idea de lo que les estoy hablando, mientras los ayuntamientos día a día prestamos los servicios adecuados, debemos garantizar inversiones necesarias en nuestros municipios, el Gobierno socialista de Pedro Sánchez tiene retenidas las transferencias que nos corresponden a todos los castellonenses.

Una cantidad que proviene de nuestros propios impuestos y que debería de revertir en quienes religiosamente, hemos contribuido a las arcas del Estado. Pero ya ven, mientras el Gobierno incrementa su recaudación, empobrece a los ayuntamientos y, de este modo, a sus vecinos.

Miren, reclamar nuestra aportación de la participación en los Ingresos del Estado, la que anualmente se refleja en los Presupuestos Generales del Estado, no es el capricho de un ayuntamiento, es una necesidad y, además, es de justicia.

Porque no es de recibo que, como es el caso de Benicàssim, habiendo incrementado nuestra población, no se actualicen correctamente las transferencias provenientes del Estado.

Porque cada vez pagamos más impuestos al Gobierno central, pero es notorio que cada vez recibimos menos, porque este Gobierno se emplea en tratarnos como administraciones de segunda cuando, en realidad, los ayuntamientos somos la administración más cercana a la ciudadanía.

Y por si todo lo anterior no bastase, llega la propia ministra de Hacienda anunciando que este año los ayuntamientos no vamos a poder utilizar del superávit el año anterior, es decir, los remanentes de tesorería, limitándonos el poder disponer de los recursos generados por nuestra propia buena gestión. Y es que nos quieren paralizados, al impedirnos reutilizar nuestros ahorros en aquellas inversiones necesarias para nuestros municipios, las que nos permiten crecer y seguir avanzando.

Urgencia

Por el bien de los ciudadanos, deberían rectificar y hacerlo de manera urgente, acometer ya una reforma del Sistema de Financiación Local, de forma paralela a la reforma de la financiación autonómica, actualizando leyes que nos competen como administración local y que ahora burocratizan en demasía a los ayuntamientos impidiendo, en algunos casos, ser más ágiles en la gestión.

Y algo que ya hemos venido reivindicando en otras ocasiones como la creación de un fondo adicional para los municipios que, como Benicàssim, en ciertos meses del año quintuplicamos nuestra población. También para aquellos que sufren una pérdida de habitantes en sus pueblos para poder, así, garantizar esa la igualdad de oportunidades para todos.

Miren, nosotros no queremos ni más ni menos de lo que nos corresponde, pero no es de recibo que el Gobierno de Pedro Sánchez se reserve millones de euros para contentar a sus socios de gobierno y pagar sus peajes políticos, mientras deja sin transferir lo que corresponde a los ayuntamientos. Pero claro, ya conocemos el descrédito que significa para Sánchez ser alcalde o concejal de pueblo, cuestión que ya soliviantó al municipalismo y que todavía, hoy, no se ha dignado a rectificar.

Por ello, que cada día que pasa es tiempo perdido. Necesitamos ya un Gobierno que empatice con los municipios, que reconozca el trabajo que realizamos y que nos ayude a prestar más y mejores servicios públicos. Un presidente que gobierne para todos y no solo para quienes le votaron, o para quienes lo mantienen anclado en el sillón de la Moncloa, porque España somos todos.

Alcaldesa de Benicàssim y senadora

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