Opinión | LA RUEDA

Europa, un sueño

Mi generación creció con la ilusión de integrarse algún día en Europa, sueño cumplido desde aquella memorable jornada en la que, tras un largo periplo, España entró a formar parte de una Unión Europea, que hoy ya agrupa a veintisiete países miembros. Un hermoso proyecto todavía en construcción, que únicamente fue posible merced a un inmenso esfuerzo de entendimiento y perseverancia; diligente labor hoy más necesaria que nunca en un escenario plural, atormentado por la violencia, la inseguridad y la pobreza; constantemente amenazado por los bastardos intereses de quienes se creen los amos del mundo y no dudan en aplastar sin piedad incluso la más insignificante oposición a sus planes.

Uno de los artífices y máximo protagonista de la contribución española a la Unión es Josep Borrell, paladín del servicio y compromiso, con los ojos y el corazón permanentemente fijados en quienes más sufren el acoso y maltrato de vecinos en extremo codiciosos. Su dilatada trayectoria en ferviente defensa de la paz, la democracia y los valores europeos ha sido recientemente reconocida en el Monasterio de Yuste mediante el Premio Europeo Carlos V, otorgado por Felipe VI, otro gran adalid del sueño europeo. Borrell ha recibido el galardón con humildad y la generosidad de recordar a todos los que han luchado y siguen haciéndolo por una Europa unida frente a las ansias de poder y despropósitos codiciosos, que abandera tanto enemigo exterior y, por desgracia, también interior.

Hoy, cuando EEUU, nuestro tradicional aliado, nos ha abandonado, se hace precisa una profunda reflexión para cultivar las raíces de una convivencia en armonía, meditación para la cual Yuste aporta una atmósfera de recogimiento en un marco ideal, donde renegar de todo populismo, polarización interesada y, en definitiva, beligerancia invasiva y contraria a la paz. 

Escritora

Tracking Pixel Contents