Opinión

Castellón

Obras hidráulicas

El 14 de octubre de 1957 la riada arrasó Valencia; 81 muertos. Esto motivó el Plan Sur que desvió el cauce del Turia. El 29 de octubre de 2024 la dana causó 224 fallecidos y gracias al Plan Sur no se inundó la ciudad de Valencia y se evitaron muchísimos muertos. La lección es que se deben hacer obras para paliar daños en el futuro, porque lluvias torrenciales volverán a caer. Lo primero es limpiar los cauces y ampliarlos para evitar cuellos de botella. El Ministerio de Transición Ecológica, antes con Teresa Ribera, bien colocada en Europa, y hoy con Sara Aagesen y en línea con el desgobierno que sufrimos, no hace nada por el fanatismo ecológico que tantas desgracias nos causa. Hay que ejecutar ya medidas de defensa frente a las inundaciones en las cuencas que nacen en las sierras de Utiel y la Calderona. En 15 km hay un desnivel de 1.400 metros que genera caudales de 1.800 m3/segundo, que van por los barrancos del Poyo, Pozalet y Saleta. Hay obras paralizadas hace decenas de años: Planes Hidrológicos y de Evaluación de Riesgos de Inundación de la Unión Europea (directivas 2000/60/CE y 2007/60/CE para el ciclo 2022-2027) con una inversión de 4.000 millones de euros y que no se han hecho. Falta la presa de Villamarchante, el drenaje del Poyo o la presa de Montesa. Todo supervisado en su día por la Confederación Hidrográfica del Júcar, gran culpable. Que los ecolojetas y los políticos inútiles no impidan las obras hidráulicas, que salvan vidas. Han pasado muchos meses y no parece que se siga un plan lógico de prevención y es cuestión de vida o muerte.

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