Opinión | BABOR Y ESTRIBOR

Cobardía

La cobardía resulta peligrosa, dispuesta a vilezas en el intento de salvar el culo. Ahí está el socialista Gallardo, presunto colocador del hermano de Sánchez, quien acaba de protagonizar una bochornosa operación relámpago, a fin de acogerse al aforamiento en calidad de parlamentario regional, aunque para ello el secretario general de los socialistas extremeños haya tenido que cargarse a cinco compañeros de partido que le han cedido el puesto hasta lograr el acta que lo blinda frente a la jueza que ayer decretó culminada la instrucción y apertura de juicio. Hemos conocido que pocas horas antes de la decisión judicial sobre el proceso contra David Sánchez y la Diputación de Badajoz, el presidente de esa institución lograba el privilegio que lo exonera de ser juzgado como a cualquier hijo de vecino. Sanchismo en estado puro.

Indignación

Entre tanto, Pedro Sánchez mantenía una larga reunión en Valencia con representantes de tres asociaciones de víctimas de la dana, pasados casi siete meses de su manifiesta cobardía aquel día de indignación en Paiporta. El presidente entonces salió por piernas dejando solo al Rey y desde entonces no había dado la cara ante los damnificados. Una vez más vuelvo a Posteguillo en el Senado: «Ha sido muy cruel no avisar, pero más cruel no ayudar». El Gobierno se puso de perfil y durante los primeros días de la catástrofe movilizó en cuenta gotas los recursos del Estado, evidenciando, a criterio de no pocos analistas, un tacticismo partidista a costa de la desgracia. L’Horta Sud sigue colapsada.

Periodista y escritor

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