Opinión | VIVIR ES SER OTRO

La chispa de la vida

Paco Taibo II es un escritor y activista cultural mexicano que, aunque nació en Gijón, se crio y vive en México desde hace más de seis décadas. Aparte de escribir novelas, muestra siempre unas firmes convicciones de izquierdas, anticapitalistas y muy beligerantes contra los Estados Unidos y todo lo que ese país representa. Pero le chifla la Coca-Cola, a tal punto que en las charlas y presentaciones de libros que da siempre lleva consigo un botellín de su bebida preferida. Eso sí, ostentosamente, antes de iniciar su discurso, arranca con malicia y vehemencia la etiqueta de la famosa marca de refrescos, que podríamos considerar como una de las embajadoras de la empresa privada estadounidense que a él tanto desagrado le produce.

Más allá de la hipocresía que pueda resultar de ese gesto, en verdad le da a su realizador la excusa de soltar un pequeño discurso al inicio de sus parlamentos, aparte de demostrarnos que este tipo de bebidas son maliciosamente adictivas.

Me chifla la Coca-Cola, y en los últimos años he llegado a consumar una cierta dependencia de ella. Hasta que, por prescripción médica, he decidido dejarla. Es más, uno de mis objetivos vitales se ha convertido en no volver a catarla nunca más. Mi médico de cabecera me habló tan mal de ella que sentí como que casi hubiera preferido que le dijese que tomaba alcohol en abundancia o que fumaba. Solía decir que era el único vicio que me quedaba, porque lo veía como algo casi inocuo. Hasta darme cuenta de que resulta más pernicioso de lo que creía.

Llevo días contando esto y, en varias ocasiones se ha producido el asentimiento de los que me escuchaban. Decían que, efectivamente, la Coca-Cola es mucho peor de lo que parece. Algunos lo hacían cerveza en mano y, cuando despotricaban de mi exbebida predilecta, me entraban ganas de recordarles que, pese a todo, tal vez la cerveza sea peor: tiene también gas y la cafeína queda sustituida por el alcohol.

Saludable

Como la mayoría de alimentos y también bebidas, en su justa medida, puede ser incluso saludable. Pienso en el vino: dos litros al día resultan nefastos, como tumbarse cinco o seis cervezas por jornada. Con todo, me temo que los refrescos edulcorados o azucarados en verdad no son recomendables en ninguna dosis, mientras que vino y cerveza, con moderación, sí lo serían.

En fin, que tienen ellos toda la razón y mis pensamientos estaban equivocados. La reflexión ha surgido al gestar esta columna. Miren, por una vez esto de escribir me sirve para algo (miento, siempre aprendo cosas, a veces de mí mismo, por eso me encanta hacerlas).

Los refrescos serían algo así como el tabaco, aunque no tan perniciosos como el fumar. Los cigarros en ninguna dosis provocan efectos positivos en la salud, como los mencionados brebajes.

A Paco Taibo II le recomendaría mejores hábitos alimenticios. Dejar las bebidas de cola, el tabaco, las grandes comilonas, aunque a costa de ello no pudiese solar su discurso en el inicio de sus charlas; pienso que podría colar incluso con más facilidad sus ideas si predicase con el ejemplo. ¿No? Quién sabe.

Editor de La Pajarita Roja

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