Opinión | AL CONTRATAQUE
Europa tiene que emanciparse
Tras la Segunda Guerra Mundial, con la expansión de la influencia soviética en Europa del Este, los países occidentales buscaron un mecanismo colectivo de defensa frente a una posible agresión. Así fue como nació la alianza militar OTAN en 1949, año en el que la URSS detonó su primera bomba atómica. Diez países europeos la fundaron, junto a Canadá y Estados Unidos (actualmente la integran 32, de los cuales 30 de ellos europeos). La fuerza disuasoria de la OTAN está en el artículo 5 de su tratado: «Las partes acuerdan que un ataque armado contra una o varias de ellas (…) será considerado un ataque contra todas ellas».
Con la desaparición de la URSS, la OTAN evolucionó impidiendo la entrada de Rusia y se expandió hacia el este. También cambió su naturaleza original disuasoria y pasó a intervenir militarmente fuera de su territorio: Bosnia y Herzegovina, Kosovo, Libia, Afganistán, Iraq y Somalia.
La guerra de Putin contra Ucrania ha reactivado una OTAN que languidecía (Emmanuel Macron dijo en 2019 que la OTAN estaba en «muerte cerebral» y Donald Trump la calificó de «obsoleta»). Ahora, Suecia y Finlandia han ingresado también en la alianza y todos los países de la Unión Europea quieren reforzar su defensa de una manera conjunta.
Tras la reelección de Trump, su actitud frente a la UE y a la OTAN ha sido hostil: amenazó con salir de la alianza y exigió, para quedarse, que todos los países gasten en defensa un 5% de su PIB (¿será porque el 70% de las compras de gran armamento de la UE se hacen a EEUU?); dijo que la UE se creó «para aprovecharse de EEUU» y que la considera su «mayor enemigo global». En los cinco meses de su presidencia hemos visto posiciones de EEUU muy diferentes a las de la comunidad europea: negoció a espaldas de la UE con Rusia, chuleó al presidente Zelenski en la Casa Blanca y se aseguró el negocio sobre sus tierras; apoya el genocidio de Israel en Gaza (y presenta su idea de negocio con ese territorio tras expulsar a los gazatís); bombardeó Irán sin que la OTAN lo supiera, a pesar de que si Irán responde con contundencia, todos los países de la alianza entrarían en guerra con Irán, en aplicación del artículo 5.
Intereses
La actitud de Trump como amo de la OTAN, su decisión de disminuir su implicación, su desprecio a la UE y su actitud en los recientes conflictos bélicos, constatan que los intereses de EEUU y la UE son distintos en este mundo multilateral que nada tiene que ver con los del año 1947. Si la UE quiere tener un lugar al sol en geopolítica, es necesario que tenga autonomía estratégica en defensa y una industria armamentística propia; que EEUU y la UE se traten de igual a igual, como amigos, pero no como aliados incondicionales. Solo cuando confluyan intereses actuarían militarmente de forma conjunta.
Alabo la posición del presidente Pedro Sánchez de no comprometer el 5% del PIB en defensa, de no rendir vasallaje al estadounidense como ha hecho Rotte, secretario general de la OTAN, con sus comentarios bochornosos. La imposición y posiciones de Trump tienen algo positivo: empuja a Europa a emanciparse.
Escritor y catedrático de Ciencias de la Computación e inteligencia artificial
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