Opinión | BABOR Y ESTRIBOR

Atrincherado

Pedro piensa seguir aferrado a los sillones de Ferraz y la Moncloa. Ni se le pasa por la cabeza poner sus cargos a disposición en el Comité Federal previsto para mañana, atado y bien atado. Un heraldo de Sánchez lo expresaba con locuacidad en una de las tertulias televisivas, asegurando que el presidente deberá comparecer con «orgullo y potencia, plantando cara a quienes pretenden destruirlo». Eso es el sanchismo, nítidamente plasmado en la biblia de los convencidos que siguen al mesías del PSOE, Manual de resistencia, cuya receta aplicará este viernes sin recato. Pedro, además de a Maquiavelo, tiene muy presente a Lampedusa: «Cambiar todo para que nada cambie». Es la esencia de lo más artero de la política, en palabras de Soraya Rodríguez, uno de los excargos socialistas firmante del manifiesto en el que solicitan elecciones y la dimisión de Sánchez. Eso no va a pasar. El Dorian Gray patrio seguirá con su huida hacia delante.

Otro patético capítulo

Mantiene intacto el poder de dar hasta el tuétano del conjunto de los españoles a sus interesados socios, a beneficio propio. Ninguno de los partidos que colaboran en el sostenimiento de quien fuere hermano en la amistad de Cerdán, Ábalos y Koldo, está dispuesto a perder ni un ápice de ventaja. Cinco ministerios, caso de Sumar. El resto a mantener las prebendas que les son concedidas por un presidente de cuya ciega ambición sacan jugoso beneficio, España les importa un bledo. El Comité Federal del PSOE quedará en un nuevo patético capítulo de la puesta en escena del sanchismo. Atrincherado.

Periodista y escritor

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