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Opinión | A FONDO

Más que una celebración

El próximo jueves los vecinos y vecinas de Benicàssim nos reuniremos para volver a celebrar una de las fechas más significativas de nuestro calendario, el 9 d’Octubre, Día de la Comunitat Valenciana.

Una jornada cargada de simbolismo e historia, en la que conmemoramos la entrada del Rey Jaume I en la ciudad de València y la creación del Regne de València, un territorio con derechos cívicos, una cultura propia y una lengua singular que nos identifica.

Desde aquel momento fundacional, los pueblos que conformamos este territorio compartimos un sentimiento común, el de ser valencianos. Por ello, cada 9 d’Octubre, nuestras calles y plazas se llenan de alegría, de tradición, de memoria y de identidad; es un día en el que conmemoramos lo que somos y celebramos lo que representamos. Pero, sobre todo, es la afirmación serena y firme, de orgullo y pertenencia.

Porque ser valenciano es hacerlo sin complejos, sin enfrentamientos. Significa vivir con la certeza de que formamos parte de una tierra fértil y acogedora, donde cabemos todas y todos, haciéndolo en una Comunitat hospitalaria, abierta, diversa y plural, que sigue avanzando con paso firme hacia un futuro de progreso para todas nuestras ciudades y pueblos.

A veces puede parecer innecesario hablar de sentimientos, pero lo cierto es que existen valores y rasgos que nos definen como valencianos y que merecen ser recordados. Ser valenciano es ser luz, como la que ilumina nuestros campos, la que da esperanza tras la adversidad. Es también ser mediterráneo, porque incluso aquellos que viven lejos del mar, reconocen en él un símbolo de apertura, diálogo y hospitalidad. Y es, sin duda, ser arte, cultura y música, la que suena en cada rincón a través de nuestras bandas, nuestras fiestas y nuestras tradiciones más arraigadas.

Defender todo lo que somos no es un gesto excluyente, sino integrador. Como nuestra lengua propia, que no es prestada y que, lejos de convertirla en un muro, es un puente, un vehículo que une generaciones y que recibe con respeto a quienes llegan a esta tierra en busca de nuevas oportunidades.

Defender nuestra lengua no significa imponerla, sino convivir desde la libertad de aprenderla, amarla y usarla, como parte de un proyecto común que nos vincula a España y también a Europa.

Porque ser benicense de cuna, o de corazón, es saber pertenecer a un pueblo que siempre ha sabido integrar, evolucionar y respetar, haciendo bandera de los valores que nos definen como un pueblo acogedor y tierra de bienvenida.

Pero un día de celebración como el 9 d’Octubre, también es un día para alzar la voz con la responsabilidad necesaria para exigir aquello que por justicia nos corresponde. Me refiero, como no puede ser de otra forma, a una financiación autonómica justa y equilibrada, que nos permita mantener con garantías los servicios públicos fundamentales: sanidad, educación, infraestructuras, transporte... Porque no hay igualdad real, ni equidad, sin una financiación adecuada que garantice los derechos universales recogidos en nuestra Constitución.

Mayores ingresos

Los valencianos y las valencianas, y en particular los benicenses, no queremos ser más que nadie, pero tampoco menos. Y, sin embargo, seguimos sin que el Gobierno del Sr. Sánchez nos reconozca que ya hemos superado la barrera de los 20.000 habitantes censados y que, por ello, necesitamos mayores ingresos por parte del Estado para poder atender el incremento poblacional que Benicàssim ha experimentado en los últimos años y determinante para la planificación de servicios esenciales.

Por tercer año consecutivo, el Gobierno central ha incumplido con su obligación de presentar unos Presupuestos Generales del Estado que reflejen las necesidades reales de nuestra Comunitat, de nuestra provincia y, por ende, de nuestra ciudad, paralizando inversiones claves y lastrando el crecimiento y la competitividad de Benicàssim como destino turístico.

No pedimos privilegios. Lo que reclamamos es equidad. Y por ello, desde el Ayuntamiento de Benicàssim vamos a seguir defendiendo, desde la lealtad institucional pero con total firmeza, los intereses de nuestros vecinos y vecinas. Lo haremos con rigor, con serenidad, con diálogo, pero también con la claridad y la determinación que exige esta situación de menosprecio que estamos viendo hacia nuestra tierra.

Por todo ello, el 9 d’Octubre además de ser una oportunidad para mirar al pasado y honrar nuestra historia, debe ser una llamada al compromiso con el presente y con el futuro, para impulsarnos a seguir construyendo un modelo de ciudad pensado para las personas, que avance con ambición y con visión de futuro y poder así garantizar que nuestros hijos e hijas hereden una tierra mejor que la que recibimos de nuestros padres.

Alcaldesa de Benicàssim y senadora

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