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Opinión | AL CONTRATAQUE

Regreso al futuro. El tren de Castellón

Es bien sabido que el tranvía a vapor, conocido como la Panderola, vertebraba las comarcas castellonenses de la Plana Alta y Plana Baixa como medio de transporte de pasajeros y mercancías. El cierre no estuvo exento de polémica. Mientras la orden ministerial indicaba su cese en 1960 alegando obsolescencia y caída de viajeros, el término se tuvo que posponer tres años porque, según las autoridades locales, su clausura supondría un colapso de las vías de comunicación al no existir alternativa.

Pese a ser un medio de transporte eminentemente de mercancías, se vendieron más de 2.500.000 de billetes en los tres últimos años de existencia. Ratio de ocupación muy elevado teniendo en cuenta que el área de influencia de las poblaciones a las que daba servicio se encontraba en escasos 130.000 habitantes en 1960. Uniendo las poblaciones de Onda, Vila-real, Almassora, Castellón, Grau de Castelló y luego Burriana, el FFCC de Castelló conectaba las comarcas de una manera eficiente y sostenible.

Hay que mirar al pasado para poder entender y modernizar el presente. ¿Cuál sería el grado de ocupación del FFCC si la población de la zona se ha multiplicado por tres en los últimos 50 años? El caso es que un ferrocarril que conectase el actual eje industrial Onda-Vila-real con las poblaciones de Burriana y Castellón sería, posiblemente, todo un éxito.

Ante la crisis de precios del automóvil y el alza de precios de los carburantes, invertir en un medio de transporte ferroviario, sostenible y de calidad es pensar en el futuro. Que los ciudadanos tengan una alternativa competitiva de transporte es lo más transgresor que se puede hacer desde las instituciones. Más allá de planes y ayudas. Una planificación del transporte desde el punto de vista de la sostenibilidad. Un tranvía moderno que vertebrase las comarcas. Pensando, por qué no, en una futura conexión al aeropuerto.

La población no tiene nada que ver con la de 1960. Un reforzado cordón industrial Onda-Vila-real. Una flamante universidad en Castellón con usuarios propicios a ese modo de transporte. Dos equipos de fútbol profesionales, uno en segunda división y otro jugando competiciones europeas. Lo que se traduce en un gran número de aficionados desplazándose a un partido dos veces por semana. Y una boyante economía turística hacen mucho más atractiva la idea de reimplantar la Panderola.

¿Hay que esperar a que se colapse el tráfico en el área metropolitana de Castellón para plantear tal inversión? No se pretende una obra faraónica con estaciones subterráneas y arquitecturas icónicas. Un tranvía moderno, como el TRAM d’Alacant, que aproveche parte del trazado disponible sería lo bastante ambicioso. Y no se peca de esto. Se pretende obtener un número de pasajeros como para que el coste/beneficio sea positivo. O al menos, no incurra en un desproporcionado déficit para la hacienda pública. Valga el buen hacer y pongamos en valor, si todavía queda algo, la cultura ferroviaria de esos municipios. Aprovechen las sinergias que tanto se comentan en Europa y dejemos la nostalgia para las rotondas. Hay que reivindicar lo nuestro. Los números salen solos.

Socio de la Asociación Valenciana de Amigos del Ferrocarril (Avaf)

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