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Opinión | BABOR Y ESTRIBOR

El club de fans

La voz de Jordi Sevilla, veterano socialista, truena en el desierto sanchista: «El PSOE se ha convertido en un club de fans de Pedro Sánchez». La entrevista del colega Carlos Segovia no tiene desperdicio, publicada ayer, horas antes de salir a la calle un nuevo panfleto enmascarado a guisa de estudio sociológico procedente del horno del CIS, amasado bajo la fórmula del panadero de Ferraz compañero Tezanos. Lebrel distinguido de Sánchez a quien eleva a los altares, en el intento servil de minimizar la virulencia de los chuzos de punta, en forma de corrupción y descarada mentira, que no cejan de caer sobre el cuarto hombre del Peugeot. Allende Pirineos Sánchez llevaría tiempo en su casa, solo desde 2020 varios presidentes de Gobierno han dimitido en países de la UE, por causas menores a las que rodean al inquilino de la Moncloa. Pero, ¿qué podemos esperar de un presidente español asido a su propia biblia escrita por encargo a modo de Manual de resistencia? El exministro Sevilla lo resume bien en unas declaraciones valientes destinadas a mover la conciencia de la militancia, hoy abducida por la falsa palabra del maquillado mesías. Dice Sevilla sobre la amnistía: «Hacer de la necesidad virtud es maquiavélico». Las capas de pintura facial destinadas a enmascarar la realidad de una jeta a prueba de bomba resultan la más reveladora evidencia del personaje Sánchez.

Ministro

Resulta conveniente recordar, respecto a Sevilla, que antes de ser ministro de Administraciones Públicas con Zapatero, fue asesor económico de Felipe González (1985/1991), jefe de gabinete del ministro Pedro Solves y diputado a Cortes por Castellón (2000/2009), entre otros cargos de alto nivel en los gobiernos socialistas. Hoy, junto a un grupo de veteranos y jóvenes militantes, alineados en el socialismo centrista de la socialdemocracia, busca recuperar la esencia del partido clave en la Transición y modernización de España, alejándolo del populismo y exigiendo el derecho a discrepar en una organización histórica blindada por el sanchismo. Reconoce el miedo a represalias desde el aparato de Sánchez, aunque vaticina un cambio de la insana situación interna, argumentando Sevilla: «El PSOE se limita a aplaudir los cambios de opinión del líder».

Estos días asistimos a encuestas que desmienten al CIS respecto a la situación del PSOE, pero coinciden en un crecimiento de voto hacia Vox, con especial detalle entre los jóvenes. El de Abascal es un partido democrático, con postulados considerados extremos, sometido al voto de la ciudadanía. Las reglas del juego. El crecimiento legítimo de Vox pone en un brete el espacio del centroderecha. El centroizquierda ha sido dinamitado por Sánchez, y dudo que el voluntarismo de Sevilla y algunos socialistas de corazón e intelecto sirva. En algo tiene razón Feijóo cuando denuncia la pinza PSOE/Vox, señalando el interés conjunto de acabar con la esperanza centrista del PP. Rajoy se cargó la obra de Aznar y salió Abascal, para más inri de populares.

Periodista y escritor

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