Opinión | LA COLUMNA
La gran revolución
«Lo revolucionario de verdad es no convertirse en un hijo de puta». Así me lo soltó Quique González, conversando sobre su nuevo disco, 1973. Como en varias de sus canciones habla de amor, amistad, lealtad, dignidad... yo le comenté que, aplicando todo eso, más el respeto, el cariño o el humor, parecería que lo de convivir no tiene que resultar tan complicado. Pero él lo resumió de forma más contundente. Y acertada. Porque esa frase creo que define las coordenadas para moverse en un mundo del que tratan de apoderarse los matones de la clase.
A todos los niveles. Puede ser el presidente del país más poderoso del mundo, que amenaza con militares a sus compatriotas; el responsable de un genocidio que nos avergüenza como seres humanos; o un dictador que invade países porque tiene sueños húmedos de un pasado imperial. Pero también el compañero de trabajo que difunde bulos sobre la inmigración, o la señora que en un supermercado de Madrid le dijo a Miqui Puig que ojalá una bomba acabase con todos los catalanes.
También son matones los apóstoles de la doctrina que considera los impuestos un robo del Estado; y más repugnantes si se han ido del país para no pagarlos. Qué decir de algunos (y algunas) que hacen escarnio del activismo ciudadano; incluidos los que, amparados en el anonimato de las redes sociales, aprovechan la presencia de mujeres en una flotilla de ayuda humanitaria para vomitar toda la caspa y la frustración de su machismo recauchutado. Total, que en la vida no siempre está claro hacia dónde queremos ir ni cómo queremos ser, pero se puede acertar a través de los descartes.
Empatizar
Yo, desde luego, no quiero parecerme a ninguno de estos. Y, aunque suene naíf o kumbayá, pienso seguir cuidando a la gente que quiero, escuchando a los que no piensan como yo, empatizando con quienes las pasan canutas, sea en una guerra lejana o porque en mi barrio no pueden pagar el alquiler. Y pienso, sobre todo, en superar el miedo, o la pereza, a significarte y que te caiga una lluvia de improperios. No están los tiempos para esconderse. Que se escondan ellos.
Periodista
- Tres familias castellonenses en el ‘top-10’ de fortunas de la Comunitat Valenciana
- Fallece el banderillero castellonense Josele a los 55 años
- Colas en Lidl para hacerse con el aparato de aire portátil low cost que sustituye a la plancha de ropa para siempre
- Un templo del 'almorzar' cierra en Castellón por jubilación: '34 años dan para mucho...
- Una iglesia de Castellón deslumbra a arquitectos de todo el mundo por sus espectaculares bóvedas tabicadas
- Aldeas ‘abandonadas’ y lujo rural a la venta en Castellón: entre el turismo y la vida bohemia
- Tres mujeres de Castellón entre las 52 más ricas de España
- La música conquista la plaza Mayor de Castelló con una nueva edición del Vermut Solidario
