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Opinión | Pensamientos desde el rincón

La primera palabra fue... ira

Detalle de la obra 'Aquiles derrotando a Héctor', de Peter Paul Rubens, 1630-32.

Detalle de la obra 'Aquiles derrotando a Héctor', de Peter Paul Rubens, 1630-32. / Rubens

Giacomo Marramao, catedrático emérito de Filosofía de la Universidad de Roma, recordaba en las Conversaciones de Formentor de este 2025 celebradas en Aranjuez que la primera palabra de la literatura occidental es «cólera». Aunque, en realidad, él dijo «ira». Y no deja de ser revelador que todo comenzara así: con una emoción que desborda la razón, con ese fuego que anuncia la violencia. Quizás Homero (o quien realmente escribiera La Ilíada y La Odisea) ya intuyera lo que seríamos siglos después: criaturas que confunden el poder con la furia.

Vivimos tiempos en los que la palabra —esa que debería servir para comprendernos— parece haberse convertido en un arma. La crispación domina el espacio público, la política se ha vuelto una guerra de trincheras verbales, y la opinión, un campo minado donde importa más vencer que entender. Uno a veces se pregunta si no estaremos cayendo en la trampa de esa misma ira fundacional de la que hablaba Marramao: ciegos por un poder falso, enfermos de la necesidad de tener razón.

Recuerdo una frase de John Berger en su maravilloso Y nuestros rostros, vida mía, breves como fotos (Nórdica; trad. Pilar Vázquez): «El tiempo de los torturadores es solo el lastimoso presente». Berger entendía que la violencia —la de las armas, pero también la del discurso— es siempre hija de la inmediatez, de la ausencia de horizonte. Pierre Bergounioux, en Un poco de azul en el paisaje (Minúscula; trad. David Stacey), lo expresó de otro modo: «Vivir sigue siendo un asunto en el que los medios devoran el fin».

Quizás tenga razón. Pero también quiero creer que, pese a todo, aún existe un resquicio de esperanza. Que después de tanta ira, de tanto ruido, aún pueda quedar sitio para el silencio, la ternura y la palabra justa. Que al final todo sea luz, esa luz que mañana abrirá otra puerta.

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