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Opinión | LA COLUMNA

Entre Dios y la IA

El catolicismo cobra fuerza en la conversación pública. En su versión más ultraconservadora, se cuela en la política, especialmente en América Latina y Estados Unidos (España tampoco es ajena a ello). En su vertiente más espiritual y estética, salpica el pensamiento y la cultura. Ahí está Rosalía, jugando con los símbolos religiosos en su nuevo disco, o Los domingos, la película de Alauda Ruiz de Azúa sobre una adolescente que quiere enclaustrarse en un convento (Concha de Oro en San Sebastián 2025).

Definirse como católico ya no huele a incienso pretérito. Entre otras cosas, porque la conversación no llena las iglesias. Entonces, ¿se trata de una simple efervescencia pasajera? Más allá de la influencia de una diva de la canción, es fácil entrever en este revivir de la cruz un síntoma de la desorientación ideológica y de la incertidumbre que impregnan el presente. La fe como antídoto a la soledad que cunde en amplios sectores de la sociedad, como esperanza ante la falta de utopías, como bálsamo a la crueldad que impera en las redes y las relaciones. Ante la aspereza y la intemperie, el amparo de unos valores compartidos y una identidad.

El fin de la civilización

Sí, un refugio, pero también una trinchera. Los mensajes apocalípticos que anuncian el fin de la civilización occidental en manos de los bárbaros (léase, los migrantes musulmanes) también elevan los rezos, aunque tienen más de Cruzada que de paz. Tampoco es descartable un cierto agotamiento (incluido el económico) ante la amplia oferta de sucedáneos místicos. ¿Para qué gastar en trances chamánicos o constelaciones familiares cuando se tiene al alcance un alivio espiritual de dos mil años de antigüedad?

Y está la inteligencia artificial (IA): la pérdida de lo humano en el mundo del algoritmo. Ante la ansiedad existencial, creerse hecho a imagen y semejanza de Dios gana por goleada a la sensación de ser reducido a un dato. Moda o no, este repunte del catolicismo muestra la dificultad para dar respuestas a la desesperanza desde una ética laica, también impulsa la saeta ideológica hacia el conservadurismo.

Escritora

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