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Opinión | Sin aspereza

¡Vaya despedida!

Mazón: "Cometí errores y viviré con ellos toda mi vida, pero ninguno por cálculo político"

Mazón: "Cometí errores y viviré con ellos toda mi vida, pero ninguno por cálculo político" / Lucía Feijoo Viera / PI STUDIO

Para uno de los pensadores conservadores más influyentes, el británico Roger Scruton, defensor del tradicionalismo, los factores primordiales de la dignidad humana estriban en las virtudes morales y cívicas. Desde un sesgo diferente reproduzco las palabras compuestas por Saramago en una de sus intervenciones públicas al poco de arrancar el siglo: «Digo exactamente lo que pienso, sin demagogia ni estrategia. Los reunidos saben que, con independencia de si coincide o no con lo que razono, soy honesto. Parece que la honestidad no se usa mucho en los tiempos actuales. Aunque no me lo prepare, digo lo que creo. Nadie podrá decir nunca que le he engañado. La gente tiene necesidad de que le hablen con honestidad». Dos figuras alejadas en su posicionamiento sobre las cuestiones que nos determinan y un estadio común: la rectitud.

Ninguno de ellos hubiera soportado la intervención escogida por Carlos Mazón para decir que ya está bien, que ya no puede más. Un relato compuesto esencialmente para la jueza. Para apuntar que sí, que cometió algún error, pero que los verdaderos culpables fueron las agencias estatales que no dieron una y, a continuación, el Gobierno central que lo único que busca es hundirlos en la miseria dentro del argumentario negociado a todas luces con el jefe. De modo que, ante el temor a declararse responsable de lo sucedido, era del todo imposible que se detuviera a pedir perdón a las víctimas puesto que él pasaba por allí como quiso enfatizar en el desiderátum con el que subrayó que una cosa es tener un fallo, como le ocurrió a él, y otra es ser mala persona como lo es Sánchez. Una radiografía precisa de las virtudes morales y cívicas que constituyen la dignidad de la persona. Afortunadamente Scruton se lo ha perdido.

 En medio de la defensa personal y de los adláteres no encontró espacio para aclarar las zonas oscuras del día de autos que aún permanecen, ocultó hasta lo inverosímil los compuestos de su despedida y se tomó la baja médica. ¡Ay, por Dios! Discúlpanos.

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