La demanda de medicamentos y productos destinados a respirar mejor es cada vez mayor y más continuada, tanto a nivel nacional como por comunidades autónomas. Esa es una de las principales conclusiones que se desprende del último análisis del Observatorio de Tendencias Cofares: “Evolución de la demanda de fármacos para incidencias respiratorias tras la covid-19”, realizado en colaboración con Cipla, laboratorio especializado en salud respiratoria.

En él se han examinado las tendencias de la distribución de este tipo de productos a las farmacias desde enero de 2018 a septiembre de 2022, abarcando el momento principal de la pandemia, la fase previa y el escenario posterior. En concreto, tal y como refleja el análisis, la demanda acumulada de productos respiratorios en general es actualmente un 9,3% superior a los niveles prepandemia, siendo Andalucía (26%), Cataluña (17%) y la Comunidad Valenciana (12%) las comunidades autónomas en las que más ha aumentado esta demanda.

Factores: una eterna primavera

Entre los motivos que se esconden tras este incremento de la demanda de medicamentos y productos respiratorios en farmacias está el mayor desdibujamiento de las estaciones que, en términos de alergia y problemas respiratorios, conlleva que nos encontremos en una suerte de eterna primavera, con síntomas de alergia todo el año.

En este sentido, el Dr. Carlos Blanco, jefe de Alergología del Hospital Universitario de La Princesa de Madrid, explica: “Con el tiempo hemos observado que, en grandes ciudades, como por ejemplo Madrid, se han plantado plátanos de sombra que florecen en los meses de marzo y abril, y que causan mucha alergia. Por ello, pacientes que antes solo tenían síntomas en mayo y junio por su alergia a gramíneas y olivo, ahora, también presentan síntomas en marzo y abril por culpa del polen del plátano de sombra. Además, los cipreses son árboles que florecen en los meses de invierno y, con los años, los pacientes con alergia al polen pueden tener también síntomas en diciembre, enero y febrero”.

Es decir, en base a ello, un paciente alérgico al polen no solo presenta síntomas en los tradicionales meses de mayo y junio, sino que ahora puede empezar en invierno por los cipreses, seguir al inicio de la primavera a causa del plátano de sombra y prolongar síntomas hasta prácticamente el verano a raíz de gramíneas y olivo. “Esto hace que las alergias sean cada vez más prolongadas en el tiempo”, concluye el Dr. Blanco.

Otro factor que motiva este escenario se asocia, según literatura científica reciente, al cambio climático y la contaminación del aire, que tienen impactos adversos en las alergias respiratorias3. Y es que la alergia al polen y la estación polínica en su inicio se ven alteradas en duración e intensidad por el cambio climático. Según estudios llevados a cabo, las plantas exhiben una fotosíntesis mejorada y efectos reproductivos y producen más polen como respuesta a los altos niveles atmosféricos de dióxido de carbono (CO2)4.

Más allá de esta prolongación de la primavera en términos de alergia y problemas respiratorios, el incremento en la demanda de productos respiratorios frente a los niveles prepandemia podría ser, tal y como apuntan los expertos del Observatorio de Tendencias de Cofares, una consecuencia temporal de ‘deuda inmunitaria’, debido al desconfinamiento y el regreso masivo a las calles. Algo que podría corregirse durante el ciclo actual.

Evolución de la demanda de fármacos respiratorios

En cuanto a la evolución detectada en el tiempo sobre la demanda de productos destinados a respirar mejor, el análisis revela un patrón estacional muy marcado en la época precovid-19 (enero 2018 – febrero 2020), que concentra la demanda de fármacos y productos respiratorios en picos máximos muy concretos: enero y los meses de primavera y otoño. Los motivos son los propios factores característicos de cada uno de esos momentos (bajada de temperaturas propias del otoño y el invierno, y movimiento de los pólenes en primavera).  

A raíz de la llegada de la covid-19, la población vivió un paréntesis entre marzo de 2020 y el primer trimestre de 2022, en el que el uso obligatorio de mascarillas y las medidas asociadas al confinamiento redujeron al mínimo las incidencias respiratorias que no eran covid-19.

Tras pasar los momentos más duros de la pandemia llegó la relajación progresiva de restricciones en el primer trimestre de este año, lo que ha devuelto a la situación en el punto de partida (patrón estacional con picos en enero, primavera y otoño), pero, tal y como se ha explicado anteriormente, con una demanda mucho mayor y más continuada.

Esta tendencia ascendente coincide con la información facilitada recientemente por el Sistema de Vigilancia de Infección Respiratoria Aguda, según la cual, entre el 26 de septiembre y el 2 de octubre de 2022 se ha producido un incremento del 21,3 % en la detección de casos de infección respiratoria aguda (IRAs) en Atención Primaria, respecto a la semana anterior. La gripe es la principal causante de este incremento, seguida en menor medida por la covid-19 y otras infecciones respiratorias