Entrevista

"Para superar la ansiedad o el Trastorno Obsesivo-Compulsivo hay que dejar de tener miedo al miedo"

"Los psicofármacos tienen un papel muy importante, pero en España se abusa de ellos: tenemos el mayor consumo mundial de tranquilizantes", asegura el psicólogo y divulgador Rafael Santandreu

El psicólogo Rafael Santandreu.

El psicólogo Rafael Santandreu. / XAVIER TORRES-BACCHETTA

Enrique Carballo

El psicólogo y divulgador Rafael Santandreu ha publicado varios libros de autoayuda y para afrontar trastornos mentales, el último, 'Sin miedo', en el que presenta su método para afrontar trastornos la ansiedad, los ataques de pánico y el Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC).

¿En qué consiste el "círculo vicioso del temor" del que habla?

Hay dos tipos de miedos: a cosas externas, como los gatos e internas, como que el corazón te vaya muy deprisa o te suba la tensión. No puedes huir de ti mismo, y este segundo miedo tiene retroalimentación. Si cojo miedo a que el corazón vaya muy deprisa, cuando lo noto me pongo nervioso, se acelera y cojo más miedo. Alguna gente se piensa que está muriendo y que la sensación de escalada del miedo es insoportable.

¿Podría darse ese círculo en miedos a cosas externas, por ejemplo, alguien con pánico ir a trabajar?

No, porque ahí tienes un miedo externo, a que te despidan, hacerlo mal... Te puede atenazar, fastidiar un montón, generar mucho estrés, pero no va a escalar hasta hacerse insoportable y mandarte a Urgencias. Un ataque de pánico es otra cosa: la persona tiene miedo a sus propias sensaciones internas. El estrés de la vida o los miedos externos pueden llevar a una persona a tener ataques de pánico: cuanto más estrés tengas es más probable que le cojas miedo también a algo interno. Pero son cosas diferentes.

La gente evita lo que le da miedo, pero usted propone enfrentarse a la sensación de pánico. ¿Por qué?

En ataques de ansiedad o TOC le coges miedo a sensaciones internas, al propio miedo, y la única manera de que desaparezca es que les dejes de tener miedo. Y la única manera es conocerlas bien, acostumbrarte a ellas, casi hacerte amigo del miedo. No hay más remedio que pasar mucho tiempo con ellas. Veo muchas veces a gente que tiene insomnio porque tienen miedo a no dormir. La mejor indicación para ellos es que pasen la noche en vela a propósito, hasta que aprendan a estar sin dormir pero cómodos.

¿Y una persona con TOC tendría que acostumbrarse a no realizar sus conductas compulsivas?

Sí, e ir a despertar voluntariamente los pensamientos que le provocan temor y tolerarlos.

Es decir, tener sufrimiento a corto plazo para reducirlo a largo.

Una paciente mía resumía el método en: “esto se trata de aprender a sufrir para dejar de sufrir”.

¿Qué pasa si uno no combate la ansiedad o el TOC?

El miedo va a ir aumentando, los ataques de pánico van a aumentar, y, normalmente, la vida se va limitando cada vez más. He conocido a un número enorme de personas que prácticamente no salían de casa. Un testimonio que recojo en mi canal de YouTube es el de Melissa, que pasó dos o tres años sin salir de la cama por temor a que le diesen ataques en diferentes sitios. Engordó 25 kilos. O Isabel, una chica que tenía el TOC de limpieza, dejó de trabajar y estuvo tres o cuatro años sin salir apenas de su casa, porque para ella era contaminarse. Hoy está perfectamente bien y se ríe cuando piensa que tenía ese temor. Y Melissa ha adelgazado y no para de ir al gimnasio.

¿Siempre es posible curarse?

Sí. En el libro hay un testimonio que me gusta mucho, el de María José, de Alicante. Había tenido ataques de ansiedad diarios desde los 20 a los 50, cuando vino a hacer terapia. Tomaba unos ocho ansiolíticos al día, decía que iba zombie por Alicante, y aún así le daban ataques de ansiedad. Tardó tres años en curarse del todo, pero ahora está completamente bien y toma cero tranquilizantes. Nos muestra que por mucho tiempo que hayas tenido el problema y lo agudo que sea, si haces este trabajo de manera correcta, te curas.

Estos ejemplos son todos de mujeres, ¿sufren más de ansiedad?

No, atacan por igual a hombres y a mujeres. En el libro hay muchos testimonios de hombres.

¿Cómo ve el tratamiento psiquiátrico, con fármacos?

Los psicofármacos tienen su lugar en el tratamiento de la ansiedad, pero en España se abusa de ellos. Creo que no hay nadie, en médicos y psicólogos, que no esté de acuerdo. Aquí se da el mayor consumo mundial de tranquilizantes. Y n es que estemos peor, es que hacemos un mal uso de ellos. En el caso de los ataques de ansiedad que trato en el libro, los tranquilizantes son un arma de doble filo. Es cierto que te tranquilizan si tienes ataques de pánico, pero le transmiten a tu mente que hay algo que temer, con lo que el miedo aumenta. Hay infinidad de casos en los que cada vez se toman más tranquilizantes y hay más ataques, por el efecto psicológico de la pastilla. El uso debería ser el mínimo posible, con mucha precaución.

Pongamos que una persona tiene ansiedad y una depresión. ¿En ese caso podría tomar depresión para lo segundo?

Sí, de hecho en muchos casos de TOC o ansiedad un antidepresivo puede ayudar. Se sabe que reduce la ansiedad, por lo que nos puede ir bien si una persona tiene mucha dificultad para llevar a cabo la terapia, y luego podrá dejarlo.

Pero la idea es no tomar esta medicación toda la vida.

Claro. Creo que la mayoría de profesionales de la salud estamos de acuerdo en que los psicofármacos siempre deberían acompañarse de psicoterapia, para ir más profundamente al origen del problema. Confiar solo en ellos no es la mejor vía, pero tienen su papel, y muy importante además.

¿Somos más proclives a trastornos de ansiedad que en el pasado?

En mi experiencia, la respuesta es clamorosamente que sí. Tenemos una peor forma emocional, y lo demuestran los datos epidemiológicos. La mala salud emocional va progresando década a década.

¿Puede ser porque ahora se diagnostique mejor?

No. En las últimas dos décadas progresa muy claramente y ya estaba bien diagnosticada.

¿Por qué sucede?

A mi parecer, por dos razones. La primera es que la vida es cada vez más autoexigente. Hoy, para ser una persona decente, tienes que cumplir más requisitos que nunca: estar delgado, ser popular, ser elegante, tener un buen trabajo, hacer grandes vacaciones... Y esto va creciendo. Y el segundo factor es que cada vez tenemos menos educación en valores. Antes, la religión, o la educación social o popular, daban una filosofía de vida clara y bastante benéfica. Ahora hay mucha educación tecnológica pero muy mala filosófica, psicológica o incluso espiritual. En el momento en que más se necesita esa herramienta menos se dispone de ella, es la tormenta perfecta.

¿Cómo ayudar a un allegado que tiene ataques de ansiedad?

Es una ayuda muy particular y muy difícil. Tienes que apoyarle pero sin protegerle en demasía, es la maniobra de ayuda más difícil de todas: te has de retener, le has de empujar a que se enfrente a sus miedos. De natural nos sale proteger a las personas queridas, pero en este caso, no podemos protegerlos de sus propios fantasmas, tenemos incluso que animarles a que lo hagan.

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