La XIII Encuesta sobre Alcohol y Drogas en España revela datos preocupantes. El uso compulsivo de Internet afecta ya al 3,7% de la población española entre 15 y 64 años, es decir, que nada menos que 1.139.000 personas son adictas a las nuevas tecnologías.

Por edades, el uso desmedido de Internet afecta, sobre todo, al grupo comprendido entre 15-24 años (11,3%), seguido de 25-34 años (5%).

Es cierto que las nuevas tecnologías, y las redes sociales, han supuesto un avance innegable en la forma de comunicarnos (y más durante la crisis socio-sanitaria del coronavirus). Y eso es una gran virtud.

Sin embargo, un abuso de las mismas puede tener una repercusión negativa en la salud, necesitando incluso la ayuda de profesionales.

Proyecto Hombre atiende cada año a más de 1.700 jóvenes, acompañados de sus familias, en los programas que incluyen usos abusivos o inadecuados de tecnologías, como videoconsolas o teléfonos móviles.

La adicción a las redes sociales, y por ende a Internet, es una realidad. Y por eso es importante conocer las señales que pueden ponernos en alerta para evitar que vaya a más.

El enfermero especialista en Salud Mental y miembro de la Asociación Española de Enfermería de Salud Mental, Rubén Chacón-Cabanillas, nos cuenta cómo tener una "relación sana" con los medios sociales y cómo actuar ante un uso inadecuado de las pantallas.

¿Los adolescentes deberían tener un horario y un límite de uso?

Sería conveniente que las familias eduquen a sus hijos/as en los hábitos saludables de uso de las nuevas tecnologías. Y que construyan esos hábitos de una manera consensuada con el adolescente.

Así le harán partícipe en la toma de decisiones, organización y establecimiento de reglas seguras para navegar por Internet.

Sobre todo en varios aspectos como:

  • Limitación del uso de aparatos, entre móvil, tableta, ordenador, videoconsola...
  • Ubicación de éstos, preferiblemente en un lugar comunitario para toda la familia.
  • Pactar horas de uso, no más de 1,5-2 horas diarias, excepto fines de semana.
  • Animar a fomentar la relación con otras personas, potenciar aficiones como lectura, cine, deporte y actividades en equipo.
  • Estimular el diálogo y comunicación entre el adolescente y la familia, para que ésta se implique en su autocuidado. 

Control parental: ¿Buena fórmula o invasión de la privacidad?

En general a los adolescentes nadie les ha instruido sobre el uso seguro de las redes sociales y sus riesgos.

Es por ello que la educación es primordial para potenciar las repercusiones positivas de las nuevas tecnologías y disminuir las negativas, que pueden afectar a su salud y bienestar emocional.

Además, los adolescentes han crecido inmersos en la tecnología digital. Su mundo es el de la cibercomunicación.

Ellos son "nativos digitales" mientras que los adultos son "inmigrantes digitales", lo que crea la llamada "brecha digital" generacional.

Esto promueve una necesidad humana de relacionarse con su entorno e intercambiar conocimientos para adquirir nuevas habilidades que le motiven.

Y los expertos consideran que es necesario un control parental que garantice la seguridad, así como el acceso a contenido adecuado para cada edad.

¿Dónde está la línea roja entre adicción y dependencia a las redes sociales?

Los adolescentes se encuentran en un proceso continuo de construcción física, psicológica y social.

Por eso son sensibles a los modelos de conducta que se difunden por redes sociales.

Y como están en una etapa de construcción del autoconcepto, la identidad, la autoestima… son más vulnerables y susceptibles a sufrir daños en su salud mental.

Además, la comunidad adolescente se puede enfrentar a las redes sociales desde dos tipos de estrategias que vienen determinadas por el autocontrol y la preparación para el cambio.

Y estas estrategias permiten hacer frente al "siempre en línea y comprobando si tienen notificaciones nuevas". 

Si la estrategia es adaptativa, es decir, se produce un esfuerzo por equilibrar la participación en línea y fuera de línea, se dice que el adolescente tiene autocontrol. Y en esa situación podrá priorizar actividades saludables y explorar alternativas en la vida fuera de las pantallas, promoviendo así su salud mental y su adaptación al medio que le rodea.

Pero si las estrategias son desadaptativas, manteniendo una mayor participación en línea, se caracteriza el adolescente por saltarse el control parental y/o legitimar su uso abusivo.

¿Cuáles son las 9 señales de adicción?

Antes de que la afición a las redes sociales se vuelva una adicción o dependencia, se pueden identificar algunas señales de alarma como:

  1. Aumento del tiempo de uso.
  2. Deprivación de sueño (menor a 5 horas) por permanecer conectado a la red.
  3. Descuidar actividades de la vida diaria como las relaciones con amigos/familia, el estudio (disminución del rendimiento) o el cuidado de la salud (se deja de hacer ejercicio físico, empeora la alimentación…).
  4. Recibir quejas relacionadas con el uso de la red de alguien cercano.
  5. Pensar en las redes sociales de manera continua, y sentir síntomas de dependencia físicos o psicológicos (alteraciones del humor, irritabilidad, impaciencia, inquietud, tristeza, ansiedad) cuando no tienen acceso a Internet, la conexión falla o es lenta.
  6. Intentar acotar el tiempo de conexión, sin conseguirlo.
  7. Mentir sobre el tiempo real que se está conectado.
  8. Aislamiento social, irritabilidad y bajo rendimiento escolar.
  9. Sentimientos de euforia y activación anómalos cuando se pone delante del ordenador, móvil o tableta.

Las familias pueden consultar sus dudas o inquietudes acerca de esto a la enfermera de su centro de salud para detectar de manera precoz estas alertas y poner en marcha una intervención terapéutica de educación al adolescente y familiar, así como establecer un normal funcionamiento en cuanto al acceso y empleo de las nuevas tecnologías. 

¿Puede derivar en Trastornos de la Conducta Alimentaria o ansiedad?

La utilización abusiva o inadecuada de las nuevas tecnologías pueden desencadenar una serie de repercusiones psicosociales como:

  • Distanciamiento afectivo
  • Síntomas depresivos
  • Problemas de autoestima
  • Aislamiento social
  • Ansiedad
  • Obsesiones
  • Problemas de sueño, etc.

Además, en redes sociales muchos adolescentes escriben sobre sus sentimientos y emociones. Y es ahí donde podemos detectar en algunos casos alteraciones de la salud mental, ya que se cree que esos mensajes pueden ser una petición de ayuda.

Si se detecta pensamiento suicida por estos medios, se ha comprobado que la intervención de amigos cercanos es fundamental en su prevención, así como pedir ayuda profesional.

Por otro lado, un mayor uso de Internet puede asociarse también al aumento de adicciones a sustancias tóxicas, y al abuso de "comida basura", pudiendo aumentar la aparición de sobrepeso u obesidad.

Instagram. Shutterstock

Las redes sociales también tienen una gran influencia en la construcción de la identidad e imagen corporal de los jóvenes. Y por eso pueden potenciar problemas de este tipo y de la conducta alimentaria.

Porque en estos medios se cosifica y deforma la imagen corporal.

Y muchas veces los adolescentes están expuestos a adoptar modelos de conducta que generan problemas de salud.

Por eso las enfermeras, y otros profesionales, deben establecer estrategias de prevención efectivas con la población frente a la anorexia y bulimia nerviosas.

Por último, mencionar que el ciberacoso, grooming y sexting promueven efectos negativos en los jóvenes afectados:

  • A nivel emocional (angustia, rabia, tristeza, preocupación, frustración)
  • Psicosocial (indefensión, estrés, aislamiento)
  • Y académico (disminución del rendimiento).

Y lo hacen hasta el punto de que que se haga necesaria una intervención lo antes posible para frenarlo.

¿Cómo podemos actuar ante un mal uso o adicción a las redes sociales?

En un principio, sería conveniente educar en valores y defender los derechos de la población infanto-juvenil en medios sociales.

Es necesario sensibilizar y formar a los jóvenes, a sus familias y al profesorado, sobre el buen uso de Internet.

Las enfermeras trabajamos en la promoción de la salud y queremos promover aspectos positivos de las nuevas tecnologías.

Por eso hay que dar prioridad a las relaciones presenciales. Y una de las claves para que el adolescente tenga una vida saludable es que sepa usar las redes sociales en línea sin abusar de ellas.

El cuidado con la comunidad infanto-juvenil tiene que ser dirigido a fortalecer los factores de protección y a disminuir los de riesgos.

Para ello es muy importante:

  • Proporcionar información
  • Aumentar la cohesión en la familia
  • Atender tempranamente la salud mental en la infancia.
  • Fomentar la autoestima.
  • Incentivar las relaciones sociales con otros niños y niñas.
  • Y priorizar la educación para la salud.

También, es preciso informar sobre conductas que pueden constituir un delito, como el ciberacoso, grooming o sexting.

Recursos en la Red

Otro último consejo es que se debe acudir y difundir redes de apoyo para adolescentes y familias.

Por ejemplo, Pantallas Amigas, una iniciativa cuya misión es promocionar un uso seguro y saludable de las nuevas tecnologías y el fomento de la ciudadanía digital responsable en la infancia y la adolescencia.

Asimismo, el Canal Joven de la Agencia Española de Protección de Datos, un portal con guías y actividades sobre Internet.