El citomegalovirus es un virus que pertenece a la familia de los herpes. En general causa infecciones de carácter leve, que no van más allá de tener un poco de fatiga, fiebre, dolor de garganta o, incluso no tener ningún síntoma.

Pero el problema surge cuando la infección por citomegalovirus se produce durante el embarazo.

Porque las mujeres embarazadas infectadas pueden transmitir el virus a su hijo a través de la placenta, y eso supone consecuencias graves para el bebé.

Es lo que se conoce como infección congénita por citomegalovirus. Es la más frecuente y tiene una incidencia de 6 en cada 1.000 recién nacidos.

Cómo se transmite el citomegalovirus y cómo prevenirlo

El citomegalovirus se transmite de varias formas. Lo hace a través de la saliva, de la orina y también del semen. Y los principales vectores de contagio son los niños menores de tres años.

Esto supone que las mujeres embarazadas con hijos pequeños, o que trabajen con niños, deben extremar aún más las precauciones para prevenir una infección.

¿Y cómo prevenirlo? Pues la higiene de manos es fundamental. Sobre todo, después de tener contacto con los menores de 3 años.

Además, lo mejor es que durante el embarazo la madre evite dar besos en la boca a sus otros hijos pequeños, además de no compartir cubiertos o alimentos.

Consecuencias de tener citomegalovirus durante el embarazo

El riesgo que tiene para el bebé que la madre se contagie con el citomegalovirus durante el embarazo es importante.

Y es que, aunque en el momento de nacer el bebé no presente ningún síntoma de infección, a la larga puede desarrollar secuelas permanentes como hipoacusia neurosensorial (sordera) o retraso mental.

Cuando el niño nace infectado y con síntomas, estos pueden ser:

  • Niños prematuros.
  • Bajo peso al nacer.
  • Ictericia.
  • Tamaño excesivo del hígado y mal funcionamiento del mismo.
  • Erupciones cutáneas y/o manchas en la piel.
  • Microcefalia.
  • Bazo de grandes dimensiones.
  • Neumonía.
  • Convulsiones.

Archivo - Embarazo. CLÍNICA MARGEN - Archivo

Tratamiento

La infección por citomegalovirus no tiene cura. Lo único que tenemos son algunos fármacos que palían los síntomas.

Por ejemplo, existen antivirales que son bastante efectivos pero que producen efectos adversos, como la selección de cepas de virus resistentes y elevada toxicidad, y además son económicamente costosos.

Desgraciadamente tampoco existe ninguna vacuna que lo prevenga, aunque están en marcha varios estudios para tratar de desarrollar una.

Es el caso del trabajo que está llevando a cabo un equipo del Centro Nacional de Microbiología (CNM) del Instituto de Salud Carlos III. Estos investigadores han publicado una investigación en la que se analiza el genoma de citomegalovirus en busca de proteínas localizadas en la membrana del virus.

Esto permite ofrecer nuevos datos para seguir trabajando en el diseño de posibles vacunas contra esta infección.

A la búsqueda de una vacuna contra el citomegalovirus

La investigación del CNM se ha dirigido a analizar el genoma de varias cepas de citomegalovirus, con el objetivo de conocer mejor los mecanismos que utiliza el virus en la infección durante la entrada en la célula.

El objetivo es identificar proteínas del virus implicadas en la entrada celular y que puedan utilizarse para mejorar el desarrollo de posibles vacunas utilizando estos antígenos virales.

Los investigadores, liderados por Pilar Pérez Romero, explican que una vacuna ideal contra CMV debería provocar una amplia respuesta inmunitaria dirigida contra múltiples antígenos virales, entre los que deberían incluirse las proteínas que intervienen en la entrada del virus en las células.

El equipo del CNM ha logrado identificar 77 proteínas con ciertas características que las hacen buenas candidatas a ser incluidas en una potencial vacuna.

Los resultados obtenidos en este trabajo permitirán continuar la investigación con la generación de modelos animales en los que, gracias a análisis de la respuesta inmunitaria, se pueda confirmar si estas proteínas son buenas candidatas para el posible desarrollo de prototipos vacunales.

Los estudios que se van a realizar, además, analizarán no sólo la respuesta de anticuerpos, sino también la inmunidad celular, ya que el objetivo es lograr vacunas que sean más efectivas gracias a una generación de ambos tipos de respuesta inmunitaria.