Quienes quieren fabricar armas biológicas lo tienen fácil.

El número de organismos naturales diferentes que pueden emplearse tanto para la guerra biológica como para efectuar atentados bioterroristas es ingente.

GIDEON (Global Infectious Diseases and Epidemiology Network) es una organización dedicada a estudiar todos los brotes de enfermedades infecciosas que se producen en el mundo.

Y en sus estudios encontraron que entre 1980 y 2010 se produjeron un total de 12.000 brotes epidémicos diferentes originados por virus, bacterias, hongos y parásitos.

Virus tan terribles como el Ébola o el Marburgo, con letalidades de hasta el 90%, o virus como el de la fiebre hemorrágica del Congo o el del Nipah, con letalidades del 50%, dan una idea del peligro potencial que encierran estos organismos.

Los brotes naturales no dejan de aumentar

Las cosas empeoran rápidamente con el cambio global producido por el hombre.

Por ejemplo, entre 2010 y 2020 el número de brotes epidémicos en el mundo se incrementó un 42% hasta alcanzar los 17.000.

Eso significa que en los últimos10 años ha habido 5.000 brotes más que en los 30 años anteriores.

Y lo que es peor: los datos de GIDEON estiman que, si no le ponemos remedio, los brotes epidémicos podrían cuadruplicarse en la próxima década.

la razón principal es que más del 65% de estos brotes epidémicos son zoonosis, que a estas alturas ya casi todos sabemos que son enfermedades que pasan desde los animales al hombre.

Muchas de nuestras enfermedades infecciosas saltaron desde mamíferos o aves, e incluso desde reptiles, hasta los seres humanos.

Los virus llevan en la tierra desde mucho antes que los humanos y son muchos más

El peligro de la Sexta Gran Extinción

En la actualidad estamos asistiendo a una catastrófica pérdida masiva de la biodiversidad (conocida como la Sexta Gran Extinción).Por ejemplo, el 26% de todas las especies de mamíferos está bajo peligro de extinción.

Y las cosas empeoran en nuestros parientes más cercanos, los primates, donde las especies en peligro de extinción alcanzan ya el 29%.

La gravedad de la situación es fácil de entender:

Cada especie animal tiene una gran diversidad de virus que los infectan específicamente. Son el resultado de cientos de miles de años de co-evolución.

  • Pero si la población total de una determinada especie animal declina hasta estar cerca de su extinción, sus virus solo sobrevivirán si consiguen dar el salto a otras especies animales.
  • Y si consiguen saltar hasta una especie con una población elevada harán “un buen negocio”.

Así, al SARS-CoV-2 “le tocó la lotería” cuando consiguió pasar desde los pangolines, con una población de unos pocos miles y en peligro de extinción, hasta la próspera población de 7.750 millones de seres humanos.

Por supuesto los virus no hacen esto de manera inteligente. Pero la mutación y la selección natural se encargan de favorecer evolutivamente este tipo de salto entre especies.

El virus Variola, una de las armas más peligrosas conocidas

¿Hay 2.000 millones de armas biológicas diferentes?

En este contexto, en 2019 empezó el “Global Virome Project”. Una iniciativa científica colaborativa internacional para descubrir las amenazas virales zoonóticas existentes y tratar de detener futuras pandemias.

Y en poco más de 2 años de trabajo sus resultados son desoladores.

  • Se estima que hay al menos 827.000 especies de virus con capacidad para dar el salto desde animales al hombre. Pero la cifra real podría ser mucho mayor.
  • El total de virus diferentes que podrían emplearse como agentes de guerra biológica contra nuestro ganado o cosechas podría alcanzar los 2.000 millones.

Puede parecer una estima exagerada, pero hay que tener en cuenta que en la Tierra hay en total alrededor de 1030 virus (eso es un 1 seguido de 30 ceros).

Sin duda hay donde encontrar agentes de guerra biológica extremadamente dañinos.

¿Hay un riesgo real de volver a vivir la primera de las plagas de Egipto?

 Además de estos agentes infecciosos existen muchos otros microorganismos no infecciosos que son capaces de producir biotoxinas extremadamente potentes.

Según describe el Éxodo, en la primera plaga bíblica que asoló a los egipcios "las aguas que están en el Nilo se convirtieron en sangre. Y los peces que había en el Nilo murieron. El agua se corrompió y los que bebían del río murieron".

Y describe perfectamente a un organismo idóneo como arma de guerra biológica: los dinoflagelados. Un grupo de microorganismos que proliferan en tal cantidad en el agua, que le comunican una intensa coloración rojiza.

¿Puede las pastillas de yodo (yoduro potásico) protegernos en un ataque nuclear? Pexels

Son las llamadas Mareas Rojas. Como la que describe la Biblia.

Y varias de las especies de dinoflagelados producen potentes toxinas. Algunas son neurotoxinas amnésicas, otras producen diarrea...

Pero las peores son un grupo de ellas que actúan bloqueando los canales de sodio y "se convierten" en uno los venenos de naturaleza no proteica más potentes que se conocen.

Y con dosis letales para humanos tan pequeñas, que con un solo gramo de esta toxina se podría matar a unas 1.200 personas.

Biotoxinas y el peligro del agua

Desafortunadamente existen muchos otros microorganismos productores de potentes biotoxinas.

Entre ellos destacan las cianobacterias que son especialmente peligrosas por su facilidad para proliferar en los embalses de abastecimiento.

Cuando Alvar Núñez Cabeza de Vaca llegó a la zona de Norteamérica que corresponde a las actuales Alabama, Misisipi y Luisiana quedó impresionado por el calendario que seguían los nativos del lugar.

Contaban los años en función de un hecho periódico: el agua de las lagunas se volvía verde y muchos peces morían.

Se trataba de brotes de cianobacterias.

Las cianobacterias también producen una enorme diversidad de toxinas. Algunas actúan de un modo similar a como lo hacen los organofosforados como el Sarín.

Pero quizás las peores de ellas son las microcistinas, unas toxinas que destruyen el hígado.

Y la diversidad de organismos productores de biotoxinas es ingente.

Si las armas biológicas naturales no fueran suficientes, las de laboratorio podrían ser hasta más letales

Las "armas de laboratorio"

 Hasta aquí tan solo hemos revisado agentes de guerra biológica que se encuentran en la naturaleza. Pero en el laboratorio pueden obtenerse organismos genéticamente modificados para volverlos mucho más dañinos.

De momento todos conocemos infinidad de organismos modificados genéticamente por el hombre, desde bacterias a plantas. Pero casi todos, sino todos, son organismos modificados para ser beneficiosos.

  • Por ejemplo, se ha insertado el gen de la insulina humana en bacterias. Y gracias a ello estas bacterias producen la insulina que necesitan los diabéticos.
  • Asimismo, se han modificado genéticamente muchas plantas de cultivo para hacerlas resistentes, por ejemplo, a las heladas.
  • O a patógenos para que no necesiten insecticidas, o tengan menores requerimientos de fertilizantes.
  • Incluso para volverlas más nutritivas.

 Hoy en día el avance de las nuevas técnicas de genética molecular (con tecnologías como las CRISPR) permiten modificar directamente el genoma de forma eficaz, precisa, sencilla y económica.

Para no entrar en detalles técnicos podríamos decir que la genética molecular está en la misma fase que la industria del automóvil cuando Ford empezó a fabricar el modelo T, el primer modelo de coche del que se fabricaron más de 15 millones.

¿Mejor no entramos en detalles demasiado precisos?

Tecnología como la CRISPR tiene un enorme potencial en medicina y agricultura.

Pero aterroriza lo que podría hacerse mediante estas técnicas modernas de genética molecular (y con las que están al llegar) si se empleasen para incrementar la capacidad de contagio y la letalidad de algunos microorganismos.

Tal vez sea mejor no hablar de ello.

Entrar en detalles sería provocar una alarma y meter un miedo innecesarios en estos momentos.

En todo caso sí podemos decir que existen puntos de unanimidad entre los científicos.

  • Sin duda Occidente tuvo la delantera nuclear fabricando las primeras bombas atómicas y termonucleares. Pero se autolimitó en gran medida en sus investigaciones sobre armas de guerra biológica.
  • Entonces la URSS realizó un considerable esfuerzo para desarrollar este tipo de armamento.
  • Y debería haber conseguido un considerable adelanto sobre nosotros.

 Por eso cuando tras la caída de la URSS muchos de sus científicos emigraron a Occidente reinaba la curiosidad: ¿Hasta dónde habían avanzado los Rusos en este campo?

Dos científicos rusos en nuestro laboratorio

Dos de estos científicos emigrados tuvieron bastante relación con nuestro laboratorio.

Uno de ellos era un hombre especialmente inteligente, estudioso y trabajador.

Aunque nos superaba con creces en conocimientos convencionales de microorganismos, nos sorprendió su escasa formación en genética molecular moderna.

Él lo atribuía a la peculiar historia de la URSS que intentaremos resumir en pocos datos:

  • En diciembre de 1929 Iósif Stalin pronunció un discurso decretando que el materialismo dialéctico marxista era una herramienta muy superior al método científico experimental a la hora de conseguir conocimiento.
  • Y puso al frente del Instituto de Genética de la Academia de las Ciencias de la URSS a Trofim Lysenko, un oscuro ingeniero agrónomo que entre otras cosas negaba la existencia de los genes y de las leyes de la herencia, a las que consideraba un “invento burgués”.
  • Tampoco creía que los virus, las bacterias y los hongos fuesen los agentes causantes de enfermedades en los cultivos.

 Lysenko empezó una gran purga de genetistas, muchos de los cuales murieron de hambre en un Gulag.

Por entonces la Unión Soviética contaba con genetistas de primer nivel como Sergei Vavilov (que murió de hambre en prisión), Sergei Chetverikov, Nikolai Timofeev-Ressovsky Nikolai Dubinin, quienes sufrieron las purgas Estalinistas.

Uno de ellos, Nikolai Koltsov, fue pionero en el descubrimiento del citoesqueleto, y se anticipó a Watson y Crick al proponer que un cromosoma era una molécula gigante formada por una doble cadena.

Pero Koltsov cayó en desgracia y fue asesinado, aparentemente con una biotoxina.

La genética dejó de enseñarse en la Unión Soviética

Tras la muerte de Stalin, Trofim Lysenko siguió siendo apoyado por Nikita Jrushchov.

Pero en 1964, tras la caída de Jrushchov, el padre de la bomba termonuclear soviética, Andrei Sajarov, empezó una campaña contra Lysenko en la Asamblea General de la Academia de las Ciencias.

En palabras de Sajarov “(Lysenko) Es responsable del vergonzoso atraso de la biología y la genética soviéticas. En particular por la difusión de sus visiones pseudocientíficas, por la degradación del aprendizaje y por la difamación, despido, arresto y aun la muerte de muchos científicos genuinos”.

Y así se inició en el país una campaña para la restauración de métodos científicos en todos los campos de la biología. Y Lysenko fue destituido de su cargo como director del Instituto de Genética de la Academia de Ciencias.

Pero pese a la caída de Lysenko la URSS no consiguió recuperarse de su atraso en genética. Y parece que la Federación Rusa tampoco ha sabido hacerlo

Puede que gracias a Trofim Lysenko la Federación Rusa no haya conseguido desarrollar armas de guerra biológica tan formidables como hubiese podido hacer en otras circunstancias.