Se llaman BA.4 y BA.5 y son las nuevas subvariantes de ómicron que en estos momentos están creciendo en prevalencia en Sudáfrica y extendiéndose a otros países del mundo, incluidos varios europeos.

Y aunque de momento no parecen preocupantes, sí que se han ganado la atención de la Organización Mundial de la Salud (OMS) porque, según estudios de laboratorio, sus mutaciones podrían permitirles evadir la inmunidad obtenida con las vacunas o con las infecciones previas.

Una cuestión que aumentaría su posibilidad de “escape” con respecto a las versiones existentes de ómicron.

Por eso la revista Nature se hace eco del estudio de Tulio de Oliveira, virólogo que dirige uno de los programas de vigilancia genómica más sólidos del mundo para el SARS-CoV-2. Y lo hace en el “Centro de Respuesta e Innovación ante Epidemias” de la Universidad de Stellenbosch, en Sudáfrica, desde donde ya dieron la alarma de la llegada de la variante ómicron, a finales del pasado año.

Y allí es precisamente donde han descubierto estas nuevas subvariantes, pues es en Sudáfrica donde BA.4 y BA.5, han ganado terreno rápidamente y están creciendo en prevalencia durante el último mes.

Trabajar con diligencia, pero con calma

Vaya por delante que la impresión de los investigadores sobre la situación actual en Sudáfrica es buena.

No hay datos alarmantes y tanto la tasa de contagios como la de hospitalizaciones por COVID-19 se mantienen estables en el país.

Por eso dicen estar tranquilos con estas dos cepas. Y aseguran que "es hora de trabajar con cuidado y diligencia, pero con calma".

Lo que ocurre es que en muy poco tiempo ya se han detectado en nueve países estas nuevas subvariantes.

Sin embargo, insisten en que no es tiempo para las alarmas y que aún es pronto para determinar si su efecto podría ser lo suficientemente importante como para justificar intervenciones de los gobiernos y cambios en la manera actual de enfrentarse a la pandemia.

Porque para tomar este tipo de decisiones, consideran los propios científicos que haría falta un cambio en tres datos importantes:

  • La diferencia en la gravedad de la enfermedad que produce.
  • Si evade las vacunas.
  • Y si provoca un aumento en el número de casos, ya que tampoco podemos olvidar que incluso si tienen la misma gravedad que la ómicron actual, un aumento de los contagios todavía tiene un gran impacto en la vida.

Varios personas en un mercado en el día en que ha entrado en vigor el decreto que pone fin al uso de la mascarilla en la mayoría de interiores Rober Solsona - Europa Press

Así encontraron las nuevas variantes

El 1 de abril, Eduan Wilkinson, bioinformático del equipo de Oliveira en Stellenbosch, vio que los investigadores del laboratorio del centro y del Instituto Nacional de Enfermedades Transmisibles de Johannesburgo habían descubierto, en su último lote de datos, varias secuencias anormales del genoma del SARS-CoV-2.

Consideraron que al tener algunas mutaciones notables en la región del SARS-CoV-2 que codifica su proteína de espiga (clave para que el virus invada las células) era urgente investigar si estaban en más genomas de los secuenciados en el país durante los últimos meses.

Y lo hicieron tan rápido que, después de trabajar todo el fin de semana, descubrieron que se encontraban en el 5% de los 500 genomas secuenciados durante la primera semana de marzo en Sudáfrica.

Pero la primera semana de abril, la proporción ya había aumentado al 50%

Y en las dos últimas semanas se ha subido a la plataforma de datos GISAID la expansión de las dos variantes a otros 8 países, además de Sudáfrica:

  • BA.4 se ha encontrado en un número pequeño de secuencias en Botswana, Bélgica, Dinamarca y el Reino Unido.
  • BA.5 ha aparecido en China, Francia, Alemania y Portugal.

¿Qué tienen de peligrosas estas subvariantes?

Por hacerlo sencillo, lo que tienen estas dos subvariantes es una mutación que comparten y que se llama F486V.

Se encuentra en la proteína de pico y abre una puerta a la infección en un lugar al que se dirigen importantes anticuerpos generados por las vacunas o por una infección previa.

La amenaza ya era conocida, porque el año pasado los virólogos comenzaron a notar la vulnerabilidad de este punto en experimentos de laboratorio, pero se creía casi inexistente.

Por ejemplo, el virólogo Benhur Lee de la Escuela de Medicina Icahn en Mount Sinai, en la ciudad de Nueva York, y sus colegas se encontraron, mientras examinaban un prometedor tratamiento con anticuerpos monoclonales, que al exponerlo a un virus artificial solo una versión de la proteína espiga evadía sus anticuerpos.

Era una mutación casi idéntica a F486V.

Pero en ese momento Lee se sintió aliviado porque la mutación era extremadamente rara en la vida real, por lo que estaba seguro de que el tratamiento con anticuerpos seguiría siendo ampliamente útil.

Sin embargo, con el rápido aumento de BA.4 y BA.5 en Sudáfrica, parece que el coronavirus ha evolucionado de modo que la mutación ya no lo detiene, explica Lee.

Worker in a protective suit sits near a police line outside a store, following the coronavirus disease (COVID-19) outbreak in Shanghai ANDREW GALBRAITH

Análisis de riesgo: De momento no hay datos alarmantes

Lorenzo Subissi, virólogo de la OMS, dice que en estos momentos la agencia está rastreando los dos sublinajes.

Pero avisa de que todavía es pronto para sacar cualquier conclusión sobre si representan una amenaza adicional en comparación con otras variantes de ómicron.

Los inmunólogos están abordando la cuestión del escape al exponer muestras de BA.4 y BA.5 a sangre extraída de personas previamente infectadas con SARS-CoV-2 y de personas que han sido vacunadas.

Pero en tanto no haya otros datos con respecto a BA.4 y BA.5, Tulio de Oliveira se reunió con el gobierno de Sudáfrica y un consorcio de unos 200 investigadores para decirles que:

  • "Sin un aumento en las hospitalizaciones y con solo alrededor de 1.200 nuevos contagios cada día, no es necesario tomar medida alguna".

Avisan que debemos mantener la prudencia

Los científicos aseguran que si bien es cierto que las variantes del SARS-CoV-2 de este año causan, en promedio, una enfermedad menos grave que las versiones anteriores del virus, eso no es una señal de que el coronavirus seguirá debilitándose.

Porque además de adquirir las mutaciones habituales, el SARS-CoV-2 puede evolucionar rápidamente a través de la recombinación, insertando un fragmento de una secuencia de una variante en el genoma de otra.

Y si una variante de ómicron se recombina con una variante diferente del SARS-CoV-2, podría producir un virus que evada la inmunidad y haga que las personas enfermen más o más graves.

"Sería genial que estas nuevas variantes fueran parte de una tendencia en la que el virus se está volviendo más leve, pero no hay razón biológica para creer que siempre será así".