Recogimiento, emoción, devoción y el regreso de uno de los eventos más importantes del año y que no pudo celebrarse en los últimos tres años --en el 2019 por la lluvia y en el 2020 y 2021 por el covid-- marcaron ayer la principal procesión de la Semana Santa vila-realense, la del Santo Entierro.
Cientos de capurulles e integrantes de las 10 cofradías y hermandades de Vila-real volvieron a acompañar a la imagen del Cristo Yacente, obra del escultor local José Ortells, en un largo desfile religioso, con inicio y final en la iglesia arciprestal, que arrancó a las 20.00 horas y se prolongó bastante más allá de la medianoche.
Los colectivos de Semana Santa
La Hermandad Franciscana de Tierra Santa, la Puríssima Sang o Mare de Déu de la Soledat, Nuestro Padre Jesús Nazareno y María Santísima de la Caridad, Santa Faz, Santa María Magdalena, Santíssim Crist de l’Hospital, Orden Tercera del Carmen, Santa Cruz y Virgen de las Angustias, Virgen de los Dolores y Hermandad del Santo Sepulcro participaron en una procesión cargada de sentimiento y que, entre sus momentos cumbre, destaca la entrada del Cristo Yacente de nuevo en la arciprestal en un silencio que solo rompen los golpes en el suelo de las lanzas que portan los guardias romanos que lo custodian durante el recorrido por las calles céntricas.
Procesión del Silencio
Por otra parte, en la medianoche del jueves al viernes, tuvo lugar una de las citas más emblemáticas de esta Fiesta de Interés Turístico Autonómico desde el 2020, como es la Procesión del Silencio, que se organiza desde la Cofradía del Santísimo Cristo del Hospital. Y como su nombre indica, el silencio marca un desfile que cada vez cuenta con más adeptos. En él no faltaron el alcalde, José Benlloch, y el presidente de la Junta Central de Semana Santa, Pascual Sanz.