La mayor de las manchas de fuel procedentes del Prestige ha tomado un nuevo rumbo: la costa española. Los vientos son traidores y si durante toda la semana condujeron el petróleo hacia el litoral francés, ahora lo devuelven al país donde se originó la tragedia.

Así lo reconoció ayer el vicepresidente primero del Gobierno, Mariano Rajoy, que acompañado por el nuevo comisionado, Rodolfo Martín Villa, anunció que algunas playas españolas que hasta ahora se habían librado de la marea negra se han visto afectadas por el hidrocarburo, aunque en menor medida que en otras ocasiones.

Además, la más castigada de las zonas, la Costa de la Muerte, sigue recibiendo la visita de las bolas de chapapote. El vicepresidente cree que en este caso proceden "de rocas y pequeñas ensenadas de muy difícil acceso donde aún no se ha podido retirar" el petróleo. En cambio, las manchas que han llegado a playas del norte de Lugo y del País Vasco tienen su origen "en la cola de la mancha principal", probablemente arrastrada por corrientes locales.

BARCOS ESPECIALIZADOS

El vicepresidente evitó mencionar qué ha ocurrido con el petróleo --6.000 toneladas-- que ya se ha vertido desde los restos hundidos del Prestige. "Es una cuestión que sigue en estudio", se limitó a decir. En todo caso, sí anunció que el Gobierno contratará barcos especializados para limpiar "irisaciones" que aparecen en la zona del hundimiento.

La mancha principal se halla a 75 millas del cabo de Peñas, en Asturias, y a 140 millas de la costa francesa. El mar ha concedido una tregua y permite el trabajo de los buques anticontaminación, que tratan de absorber el fuel depositado sobre el agua. Además, 45 barcos más pequeños salieron a recoger las pequeñas galletas que flotan cerca de la zona de cabo Finisterre y en el norte de Lugo.

Hasta ahora, el Gobierno se ha gastado en estas tareas unos 1.000 millones de euros (166.000 millones de pesetas), sin contar ni las indemnizaciones pagadas a los afectados, ni el coste de las operaciones del Nautile, ni tampoco el estudio de lo que se hará con el barco hundido en un futuro próximo, probablemente ya en el mes de febrero.

EL TRABAJO DEL BATISCAFO

El batiscafo francés ha podido trabajar los dos últimos días. En ese periodo ha cerrado dos nuevas grietas y ayer aún trabajaba para tratar de obstruir más fugas. Rajoy recordó que esta operación "es provisional", ya que la comisión científica dejó claro que los parches sólo aguantarán unos meses. "Hay que evitar que siga saliendo fuel para acometer la solución definitiva con más calma", indicó el vicepresidente.