Los investigadores consideran que el grosor medio de un anillo puede situarse en 2,5 milímetros durante un año considerado seco, en el que llueve unos 250 litros por metro cuadrado, mientras que en los más húmedos, con precipitaciones de hasta 800 litros, el ancho de las circunferencias llega a multiplicarse por cuatro y alcanza alrededor de 1 centímetro.

Para comprobar la veracidad de los datos provenientes de los anillos, los biólogos de la Universidad de Alicante cotejan los resultados con la información facilitada por los institutos meteorológicos, que cuentan con registros completos desde la segunda mitad del siglo XX, lo que permite garantizar la fiabilidad de los datos correspondientes al periodo anterior.