Los celos tienen una explicación biológica que se encuentra en el bajo nivel en la sangre de serotonina, un neurotransmisor que controla en el cerebro también fenómenos como el hambre, el dolor o el humor, según una investigación realizada en la Universidad de Pisa, Italia.

A esa conclusión ha llegado un equipo de investigación de la Universidad de Pisa coordinado por la neuróloga y psiquiatra Donatella Marazziti, quien explicó detalles de su trabajo, que se publicará en una revista especializada.

La serotonina es una del centenar de sustancias "mensajero" que permiten a las células del cerebro comunicarse entre ellas y fue descubierta en 1938 por el italiano Vittorio Erspamer.

Conocida por su vinculación al sueño, la serotonina es sustancia clave para entender la percepción del dolor, el apetito, la secreción hormonal, la alegría o la depresión.

"Que los celos fueran la señal de una fragilidad de fondo y de una gran inseguridad se sabía desde hace tiempo por parte de los psicólogos, pero ahora se tiene la prueba de que es también un síntoma, la punta de iceberg", asegura Marazzitti.

De esa manera, los celos serían expresión de "una vulnerabilidad subyacente, que se desencadena sobre la marcha por esa verdadera tormenta bioquímica que puede ser una relación sentimental".

El estudio se ocupa de los celos que sienten un 10% de manera excesiva y casi enfermiza.