El 60% de los españoles soporta un nivel de ruido superior al reconocido como dañino y establecido en 65 decibelios por la Organización Mundial de la Salud (OMS). "Si se contemplaran los escándalos nocturnos, España sería el país más ruidoso del mundo", afirmó ayer el presidente de la Plataforma Estatal de Asociaciones Contra el Ruido y las Actividades Molestas (Peacram), Ignacio Sáenz, quien afirmó que la futura ley que prepara el Gobierno será "una pantomima y quedará en papel mojado".

Sáenz denunció que hay "millones de españoles afectados, indefensos y estafados ante la desidia de la Administración" por la contaminación acústica que se genera en zonas saturadas de tráfico y por la "movida nocturna especialmente".

"La democracia no ha llegado al ruido", sostuvo el presidente de la Peacram al hablar sobre la indefensión jurídica de los vecinos que sufren los efectos de la contaminación acústica, que, a su juicio, es "la peor de todas e incide directamente sobre la salud". Uno de los miembros de la asociación de juristas contra el ruido, el abogado Agustín Boco, reclamó la puesta en marcha de una "policía ambiental" y dijo que la falta de pruebas es el mayor problema al que se enfrentan los jueces, ya que "el ruido es temporal y no deja huella".

Boco explicó que la contaminación acústica por las noches en España es "una situación heredada y sin parangón en Europa, donde en algunos países se prohíbe usar tacones a partir de las 12 de la noche dentro de las casas", mientras que las calles españolas, a menudo, son "discotecas sin puertas".

La Peacram pide la inclusión en la futura ley medidas que establezcan el límite de ruido nocturno en el interior de los domicilios en 25 decibelios (una conversación normal alcanza los 50 decibelios), el aislamiento acústico de los bares y discotecas y la obligatoriedad de sonómetro en las zonas saturadas de ruidos.