Mercedes Salisachs se queja de que sus compañeros de profesión la vean como "una señora que escribe, no como un escritor". Ella lo lamenta y sigue escribiendo. Con más de 30 novelas publicadas, la autora hace ahora su primera incursión en la literatura infantil con El niño que pintaba sueños. Escribir para niños nunca se le pasó por la cabeza pero Ediciones B se lo propuso y decidió probar.

Una vez dado el sí, se planteó cómo debían ser los cuentos infantiles: "Divertidos, fantasiosos y que dejen poso". Salisachs explicó durante la presentación del libro en Madrid su idea de lo que significa dejar poso: "Huir de la moralina pero enseñar a los niños a vivir como Dios manda". Los cuentos están ilustrados con acuarelas de Jesús Gabán, que ha recibido el Premio Nacional de Ilustración en tres ocasiones.

Con 19 nietos y 23 bisnietos, la escritora ha contado muchos cuentos. Cuando era niña ya devoraba todos los que le regalaban sus padres y piensa que eso influyó en su vocación literaria. Recuerda que le gustaban todos. pero que no tenían, en general, "demasiada sustancia". El que sí le encandiló fue el de Peter Pan.

El niño que pintaba sueños incluye cinco cuentos. El primero, El barquito de papel y la pepita de oro, intenta enseñar a los niños que el dinero no da la sabiduría. La limosna muestra la inutilidad de pretender el control sobre la propia vida y la importancia de la amistad verdadera, y La mamá buena y la mamá mala encierra la enseñanza de lo perjudicial que es la soberbia y la ignorancia.

EL PELIGRO DE LA ANARQUÍA El coche volador es la historia de Porschito, un pequeño Porsche, donde intenta mostrar la importancia de reconocer las propias grandezas y las miserias.

El que más le gusta a ella es el que cierra el volumen, El río que perdió sus cauces, porque encierra su forma de ver la vida. Es la historia de un río llamado Libertad y del peligro que le acecha, que es el de una nube mala que intenta anegar el río y que responde al nombre de Anarquía.