En Cáceres, en donde residía, acaba de fallecer a los 96 años, Eduardo Pitarch Renau, un destacado y lúcido borriolense que en 1930 comenzó a distribuir energía eléctrica por varios pueblos de aquella provincia. Desde su Borriol natal inició los estudios de ingeniería que culminaron aunando la técnica y la visión del negocio a través del servicio. La creación de un grupo familiar importante hizo que más de 50 pueblos de la provincia de Cáceres se beneficiaran de las iniciativas y aportaciones suyas.

Pese a la distancia y a los años que iban discurriendo entre el trabajo y la familia, Eduardo Pitarch nunca olvidaba sus raíces borriolenses y mantenía contacto continuo con los suyos en esta tierra, presto siempre a ofrecer su ayuda cuando se la solicitaba. Así, ha sido el benefactor de la cruz de la ermita de Sant Vicent y colaborador en la obra de Nueva Jerusalén a la que contribuyó en la adquisición del local social.

Hoy sus restos mortales llegan al pueblo para ser inhumados en el panteón familiar que se hizo construir recientemente para su descanso eterno. A las 4 de la tarde, en la iglesia local de Santa María, se celebrarán las exequias fúnebres por este hombre, cuya bondad y energía han honrado a su pueblo. Descanse en paz.