Las más de 13.000 toneladas de fuel que aún permanecen atrapadas en los restos hundidos del Prestige serán extraídas, finalmente, por gravedad, pero no con bolsas flexibles, como estaba previsto en un principio, sino mediante cilindros rígidos de acero marino. El Gobierno anunció ayer este cambio en los planes para neutralizar el petróleo que queda en el pecio, con el que pretenden aumentar aún más las medidas de seguridad en el proceso de extracción.

Las pruebas que realizó Repsol a 3.800 metros de profundidad tuvieron éxito, pero presentaron varios problemas. Los robots agujerearon los tanques del Prestige y colocaron válvulas para regular la salida del fuel. Posteriormente, llenaron una bolsa lanzadera flexible que subió a la superficie con cien toneladas de hidrocarburo. Sin embargo, al ser izada al barco nodriza, el recipiente se rompió y provocó un vertido que no llegó al mar.

Para mejorar este sistema, Repsol ha optado por una bolsa rígida con una capacidad de carga de 300 toneladas y de 21 metros de largo por 4,7 metros de diámetro interno. Estos cilindros retendrán el fuel que sale del pecio y ascenderán hasta quedarse a unos 40 metros de la superficie. Desde allí, el petróleo será bombeado por una tubería flexible al buque nodriza.