Los jóvenes urbanos son cada vez más vividores. Un estudio patrocinado por el Instituto de la Juventud y realizado por la Fundación de Ayuda a la Drogadicción (FAD) y la Obra Social de Caja Madrid revela que el ocio y la diversión, sobre todo en fin de semana, son el eje central de la vida para uno de cada cuatro chavales (29%). El estudio ofrece una radiografía sobre la situación de la juventud española.

Según el estudio, que ha sido dirigido por el sociólogo Domingo Comas, los jóvenes de entre 15 y 24 años conforman cinco grupos "bien delimitados" en función de la actividad que más predomina en su vida. Así, están los estudiosos (42%), los trabajadores (23%), los marchosos (17%), los consumistas (12%) y los hogareños (6%).

Los estudiosos son adolescentes en su mayoría, viven con sus padres, se sitúan en el centro político y son los menos transgresores. Los trabajadores, ideológicamente neutros, son los más emancipados. Los marchosos son estudiantes (70%) y universitarios, se sitúan en la izquierda y apuestan por la secularización. Los consumistas, de todas las edades, viven con sus padres, van mucho de compras y están preocupados por su imagen. Los jóvenes hogareños son sobre todo mujeres que pasan mucho tiempo en casa.

La encuesta constata que se está produciendo entre los jóvenes españoles un acelerado proceso de secularización, similar al de sus coetáneos en el resto de países europeos. Los resultados, en comparación con los facilitados por la Iglesia católica y otras instituciones oficiales, muestran un elevado aumento de agnósticos y ateos. Ya suman el 34%. Los jóvenes que confiesan ir a misa regularmente no suponen ni la décima parte (9,5%). Además, un 56% se declara católico no practicante. Y, entre los inmigrantes, aparecen los practicantes de otras religiones.

El grupo de amigos, según el estudio, es tan importante que está adelantando la edad de emancipación. Vuelven a estar en auge los pisos compartidos entre personas de 21 a 24 años. "Es un fenómeno que había desaparecido y ha reaparecido", asegura Comas, uno de los autores del estudio.

El informe también revela que han aumentado las conductas de riesgo y delictivas en este colectivo. Un 23% de jóvenes admite que se ha visto envuelto en peleas callejeras, el 20% ha comprado droga alguna vez, un 18% ha robado en algún establecimiento y un 10% ha destruido mobiliario urbano.

Los autores de la investigación, que han realizado más de 2.000 entrevistas, aseguran que el consumo de droga ilegales suele ser puntual o anecdótico, sin que se genere una adicción. "Los jóvenes prueban las drogas como forma de experimentación o transgresión", insiste Comas. Un 50% de los varones y el 38% de las mujeres asegura haber fumado cannabis o derivados, pero sólo el 23% y el 12%, respectivamente, confiesa consumirlo de forma regular. Los que se declaran consumidores habituales de cocaína, pastillas sintéticas u otras drogas no pasan del 3%. El alcohol es la droga reina, sobre todo los sábados y entre el grupo de los marchosos.

La práctica del sexo, según el estudio, va en aumento. El 63,5% declara haber tenido relaciones y un 8% de ellos dice que hace el amor más de 16 veces al mes. El condón y la píldora son los métodos más usados.