El príncipe Alfonso de Hohenlohe, considerado el promotor por excelencia de la Costa del Sol, a la que atrajo un turismo de lujo, falleció ayer a los 79 años en su residencia de Marbella, y su capilla ardiente se instalará el viernes en el Ayuntamiento marbellí.

Ese día se celebrará asimismo el funeral en la iglesia de la Encarnación y los restos de Hohenlohe recibirán sepultura en el panteón familiar del cementerio de San Bernabé de esta localidad, señalaron fuentes de la familia, que precisaron que el príncipe padecía un cáncer de próstata y desde la pasada noche se encontraba en estado comatoso.

ALFONSO XIII, SU PADRINO Hohenlohe, al que el Consejo de Ministros concedió el 12 de diciembre la Medalla al Mérito Turístico, nació en Madrid el 28 de mayo de 1924 y fue bautizado en el Palacio Real, apadrinado por Alfonso XIII y Victoria Eugenia.

Uno de los hijos de Hohenlohe, Hubertus, fruto de su matrimonio con la princesa Ira de Furstenberg, se ha desplazado a Marbella desde Austria, y otro hijo de ambos, Christopher, lo hará desde Hawai, mientras que la exesposa llegará desde Tailandia.

La alcaldesa, Marisol Yagüe, dijo que "más que hablar de un hijo adoptivo de la ciudad", que recibió el 28 de noviembre, "siendo justos, podemos hablar de que Marbella es su hija adoptiva".