El pequeño robot Beagle 2, el módulo de aterrizaje de la primera misión europea a Marte, continuaba ayer sin dar señales de vida pese a que teóricamente se posó en la superficie del planeta a las 3.54, hora española, del día de Navidad. Ni la sonda norteamericana Mars Odyssey 2001, que por dos veces sobrevoló el supuesto lugar de aterrizaje, ni el radiotelescopio británico de Jodrell Bank, enfocado expresamente en busca del Beagle 2, recibieron la más mínima señal. El robot pudo sufrir algún contratiempo durante el descenso o al tomar tierra, pero los técnicos de la Agencia Europea del Espacio (ESA) siguen confiando en que todo se deba a un mal enfoque de su antena o a un problema de sincronización.

A las tres horas de aterrizar, el aterrizador de la misión Mars Express debería haber enviado su primer mensaje, una melodía telefónica basada en una canción del grupo Blur. Si todo hubiera funcionado correctamente, el ligero tono (5 vatios) habría llegado a la Tierra al cabo de nueve minutos empleando como enlace la sonda de la NASA. Luego, al anochecer, se intentó con la inmensa antena de Jodrell Bank, pero el resultado fue igual de malo. Y lo mismo pasó durante la jornada de ayer: el centro de control de la ESA en Darmstadt (Alemania) no recibió nada ni con un sistema ni con el otro.

Si todos los intentos fracasan --también se sumarán al rastreo los radiotelescopios de Stanford (EEUU) y Westerbork (Países Bajos)--, la última esperanza llegará el próximo 5 de enero, cuando la nave nodriza Mars Express empiece a ser operativa. Los técnicos insisten en que la misión europea se concibió para que los dos módulos --el orbitador y el aterrizador-- trabajaran conjuntamente. En este sentido, Colin Pillinger, uno de los responsables del Beagle, explicó que el robot no fue diseñado para enlazar con Odyssey 2001, una nave tres años anterior, sino con Mars Express.

En una rueda de prensa celebrada ayer en la Open University de Londres, la universidad que ha diseñado el Beagle 2, Pillinger manifestó con optimismo. "No estamos preocupados. Tratar de captar la señal del robot es como enviar a alguien una carta de amor. Uno sabe que la ha recibido, pero está a la espera de su respuesta. Creemos que el Beagle 2.

Es difícil hallar una explicación. Como hipótesis, Pillinger dijo que el reloj del robot podría estar mal sincronizado con el centro de control y ello provoca que se esté buscando en un momento equivocado (el robot sólo tiene potencia para emitir la pequeña señal cada minuto durante unas dos horas diarias). También podría ser que hubiera caído en una hondonada, rodeada de montañas, y que la transmisión fuera más difícil.

Hay otras posibilidades más pesimistas. Los técnicos están convencidos de que el Beagle 2 ha llegado a tierra, pero podría haber tenido algún problema de trayectoria o bien podría haber fallado el sistema de aterrizaje con airbags. Si fuera así, estaría destrozado. La misión, incluyendo la nave, tiene un coste total de 300 millones de euros.