Los estadounidenses están "demasiado gordos". Lo ha admitido el secretario de Salud de Estados Unidos, Tommy Thompson. Y lo ha confirmado el Centro para la Prevención y Control de Enfermedades (CDC), que en un alarmante estudio publicado ayer advierte de que los problemas relacionados con obesidad y sobrepeso están a punto de convertirse en la primera causa de mortalidad, superando al tabaquismo. Mientras políticos y expertos discrepan sobre cómo combatir la tendencia, la directora del CDC, Julie Gerberding, habla ya de "tragedia".

No exagera. 400.000 personas murieron en el 2000 en EEUU por problemas relacionados con obesidad, una dieta pobre y falta de ejercicio. La cifra --un 33% más alta que hace una década-- supone que el problema subyace tras más del 16% de las muertes en el país. Aunque el tabaco sigue siendo la principal causa de mortalidad --435.000 muertes en el 2000--, el crecimiento de su efecto letal en 10 años ha sido menor del 9%.

Con dos tercios de sus adultos y nueve millones de niños afectados por un problema que en el mundo atrapa a 750 millones de personas, EEUU no puede ya evitar una realidad que cuesta a sus arcas más de 61.000 millones de euros al año. Pero eso no quiere decir que sepa cómo adelgazarla. La Administración se ha apresurado a anunciar un nuevo programa educativo y un plan de investigación.

Atribuir la responsabilidad a lo que cada ciudadano elige comer es también la idea que late en la propuesta de ley de la hamburguesa con queso que debate el Congreso. La norma intenta evitar demandas "frívolas" contra las cadenas de comida rápida como las que intentaron --sin éxito-- culpar de casos de obesidad a McDonald´s.