En consonancia con los cambios registrados en el mundo de los adultos, los juegos han sucumbido también al poder de la tecnología y a la posibilidad de interactuar que ésta ofrece, con lo cual son cada vez más los juguetes electrónicos y para niños cada vez más pequeños.

Todo tipo de Scalextric, incluidos los digitales, consolas, DVD portátiles o karaokes son algunos de los productos que se perfilan como favoritos para esta temporada, según las empresas del sector. A los clásicos juguetes con mecanismos eléctricos que se consumen desde hace años, se suma ahora la existencia de juegos puramente electrónicos, como una consola de fácil manejo y juegos sencillos, destinada a niños de 3 años.

Fiel reflejo de esta tecnomanía infantil, es la oferta de los fabricantes, que incluye juegos educativos en los que Barbie guía actividades de vocabulario, agendas electrónicas con funciones múltiples o artilugios para grabar la voz e imitar a los ídolos del momento.

En franjas de edad superiores a los seis o siete años, arrasan las consolas. Los padres tratan de retrasar la edad para ofrecer este tipo de juegos a sus hijos, pero el argumento de "mis amigos también la tienen" se impone a otros criterios y, de hecho, un 73% de los niños españoles tiene una y dedica un tiempo medio de casi tres horas semanales a jugar con ella.

Los juegos de deporte, carreras de coches, motos, típicos de personajes de películas como Spiderman, sagas como Zelda --una de las más exitosas del universo virtual infantil-- o incluso historias de pandilleros, figuran entre los más vendidos.

Precisamente la proliferación de contenidos violentos ha alertado a los educadores y a las autoridades de Consumo, que aconsejan a los padres extremar la atención ante lo que lo ven sus hijos y no confiar sólo en la indicación sobre la edad a la que va dirigida el juego que aparece en los envoltorios.

Por ello se recomienda consultar a pedagogos, acudir a los servicios de información al consumidor, leer la letra pequeña de los anuncios o comprobar las características de los productos antes de comprarlos y, ante todo, no comprar por comodidad o con ideas fijas.