Juan Pablo II se trasladó ayer a la plaza de España de Roma en su papamóvil para rendir tributo a la Virgen ante el monumento a la Inmaculada Concepción que se levanta frente a la embajada de España ante la Santa Sede. El Papa, de 84 años, bendijo una cesta con 150 rosas de color rosa que conmemoran los 150 años de la proclamación del dogma de la Inmaculada por parte de Pío IX, el 8 de diciembre de 1854. Hasta ahora era tradición que, tras la visita al monumento, el Pontífice acudiese a la basílica de Santa María la Mayor para postrarse ante la Virgen, pero se canceló ayer debido a su salud.