La primera aparición pública del Papa cinco días después de su hospitalización provocó cierta inquietud sobre la magnitud real de su enfermedad. Aunque su debilidad fue evidente, el Vaticano negó que las palabras pronunciadas durante la bendición desde una de las ventanas del policlínico Gemelli hubiesen sido grabadas previamente y desmintió que Juan Pablo II deba someterse en fechas próximas a una operación de angioplastia para aligerar su cansado corazón.

Poco después del mediodía se abrió una de las ventanas de décimo piso del centro sanitario y hacia su alféizar fue empujada la silla de ruedas del Papa. La ventana permaneció abierta durante unos 10 minutos, en los que monseñor Leonardo Sandri, tercera autoridad del Vaticano, leyó el discurso preparado. Al final, alguien le presentó a Karol Wojtyla una hoja en la que el Papa leyó en voz alta la fórmula de la bendición. De su boca salieron dos o tres palabras medio comprensibles ("-del Padre-y del Hijo-") y, al final, entre los aplausos de los presentes, un "gracias" casi imperceptible.

Analizando las grabaciones se aprecia cómo, poco antes de que el Papa se asomase a la ventana, por el sistema de audio interno del Vaticano se escuchó el comienzo de una bendición ya grabada que estaba siendo rebobinada. Luego, observando las imágenes se nota cómo, exactamente en el momento en que el Papa debía comenzar a hablar, uno de sus secretarios se le acerca con una hoja y esconde por un momento a los observadores su rostro y persona.

"Naturalmente que el papa ha pronunciado las palabras en el momento en el que las hemos escuchado en transmisión directa --dijo el portavoz papal, Joaquín Navarro Valls--".

El cardenal Javier Lozano Barragán, responsable del Vaticano para asuntos de salud, desmintió ayer una información del Sunday Times sobre una supuesta operación de angioplastia que se realizaría en marzo.

Cuatro maxipantallas de televisión permitieron ayer que varios miles de peregrinos siguieran el Angelus desde la plaza de San Pedro del Vaticano. Se trataba de la séptima vez que Karol Wojtyla impartía su bendición dominical desde una ventana del policlínico Gemelli.