Pilar residía en Castellón desde 1934. Trabajó de dependienta en pastelería El Chato, sita en la Plaza de la Paz de Castellón. Allí conoció al que luego fue su marido, buena persona, respetuoso, muy trabajador y un gran pastelero.

Se casaron el 25-7-36. Fue la última misa que se celebró en la Iglesia de Santa Clara.

Fundaron la pastelería La Pilarica. Cuando se iba un trabajador de su casa y pedía trabajo en una nueva pastelería, diciendo que había trabajado en La Pilarica, lo cogían enseguida. Buenos maestros tuvo.

Su vida la dedicó a su familia, a su clientela y a su negocio. Muy trabajadora y respetuosa, cosa innata en la familia Izquierdo. Para ella pidió un recuerdo y una oración

Un familiar que la ha querido mucho.