Apodado el príncipe castaña por la prensa, el esposo de Carolina de Mónaco, Ernesto Augusto de Hannover, es jefe de una de las más antiguas casas de la alta nobleza alemana. Un hombre de carácter violento que siempre ha mantenido relaciones tumultuosas, incluso hasta llegar a las manos en sus enfrentamientos con los paparazzi. Eternamente bronceado y con cara de muy pocos amigos (así es como aparece siempre en las fotos) Ernesto, de 51 años, se casó en 1999 con Carolina, con quien tiene una hija, Alejandra, de cinco años, la cuarta de los hijos de Carolina. De su primera esposa, hija de un millonario suizo, tiene otros dos hijos.