Son alimentos, no medicamentos. Para dejarlo claro y poner orden en la jungla de los llamados productos saludables, el Ministerio de Sanidad controlará su publicidad y exigirá pruebas de las propiedades beneficiosas que dicen tener para la salud. La medida, que entrará en vigor en mayo, responde a la reivindicación de las asociaciones de consumidores y a la denuncia de competencia desleal por parte de la patronal de fármacos de venta libre, que son sometidos a control previo de publicidad.

El subsecretario de Sanidad, Fernando Puig, explicó que "la actual situación, no sólo sobre alimentos sino sobre todos los productos que anuncian propiedades saludables (como los cosméticos), no puede continuar". A su juicio, la autorregulación de la publicidad de estos productos está resultando claramente insuficiente e induce a error a los pacientes sobre los efectos beneficiosos de los productos que consume.

REGLAMENTO EUROPEO "La publicidad sin control puede llevar a sustituir tratamientos farmacológicos por el consumo de determinados alimentos. Los alimentos pueden ayudar a mantener una vida saludable pero nunca curar; un medicamento es otra cosa", advierte María Neira, presidenta de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria.

Neira anunció que la Unión Europea está preparando un reglamento, que entrará en vigor antes de fin de año y obligará a probar científicamente todas las cualidades o ventajas añadidas que se atribuyen a los productos. "Las alegaciones o reclamos de venta no certificados serán sancionados", advirtió Neira.

Para la responsable de seguridad alimentaria, los llamados alimentos saludables o funcionales cumplen su papel por ejemplo en el caso de embarazadas, madres lactantes o ancianos que necesitan suplementos de calcio u otros elementos. "Pero la proliferación de estos productos ha llegado a tal punto que a un alimento como la leche se le añaden 10 propiedades. Se ha llegado a anunciar agua sin colesterol", comentó Neira.

Neira recuerda que hace 50 años no había más de 50 productos en las tiendas españolas. "Hoy tenemos más de 100.000, lo cual es positivo, pero --resume-- los ciudadanos deben saber que para llevar una vida saludable basta con una dieta equilibrada, como la dieta mediterránea, beber dos litros de agua diarios y hacer al menos 30 minutos de actividad física".

Según la Confederación Española de Asociaciones de Consumidores y Usuarios (Ceaccu), estos productos, que no son alimentos indispensables, vulneran el derecho a la salud, la información y la protección de los derechos económicos de los consumidores.

El estudio de Ceaccu explica que las propiedades no siempre están demostradas y se incumple la ley de etiquetado y de publicidad, que prohibe que los alimentos sean anunciados atribuyéndoles propiedades preventivas o curativas. Además, son hasta un 190% más caros que los equivalentes tradicionales.