El Ejército de Pakistán anunció ayer la finalización de las labores de búsqueda de supervivientes en Muzafarabad, la devastada capital de la Cachemira pakistaní. La reconstrucción del país será lenta y costosa, y la mayor preocupación radica en la precaria situación de los casi dos millones y medio de habitantes que se encuentran sin hogar y precisan urgentemente asistencia médica, refugio, comida y agua potable.

Seis días después del seísmo que ha provocado unos 25.000 muertos y 63.000 heridos en Pakistán, el comandante Farooq Nasir, portavoz del Ejército en Muzafarabad, comunicó el abandono de la de búsqueda de supervivientes bajo las ruinas y la retirada de escombros para evitar posibles epidemias. No obstante, el portavoz de las Fuerzas Armadas, el general Shaukat Sultan, matizó: "No hemos perdido la esperanza de encontrar gente con vida". El ejército ha movilizado unos 50.000 soldados.

La situación es dramática en las zonas montañosas, de muy difícil acceso. Ayer, sin embargo, cientos de damnificados recibieron asistencia en el valle de Arya, donde la Agencia Española de Cooperación Internacional ha instalado un campamento médico al que llegaron muchos damnificados tras recorrer largas distancias en precarias condiciones. "La mayoría de los heridos presentaba fracturas óseas y fuertes traumatismos a causa del derrumbe de sus hogares. Otros padecían diarreas, fiebres y posibles neumonías", explicó el doctor Alberto Lafuente.

Ayer, también partió desde Nueva Delhi un tren de ayuda humanitaria cargado con mantas, tiendas de campaña y medicamentos.