La supremacía de la familia frente a otras "formas diferentes" y la exigencia de que la enseñanza de la religión católica se imparta "en condiciones equiparables" a las otras asignaturas, marcaron el discurso que el Papa dirigió ayer al nuevo embajador de España ante la Santa Sede, Francisco Vázquez. Tres meses después de que el Vaticano le diera el plácet, Vázquez, de 60 años, presentó ayer a Benedicto XVI sus cartas credenciales.

Benedicto XVI proclamó el derecho a la vida "desde su concepción hasta el ocaso natural" y el derecho "a nacer, a formar y a vivir en familia, sin que ésta se vea suplantada u ofuscada por instituciones diversas".

Con esas palabras, de manera indirecta, el Pontífice condenó el aborto y la eutanasia, así como los matrimonios entre homosexuales y las parejas de hecho.

Benedicto XVI, en un discurso que preanuncia lo que dirá en Valencia, el 8 y 9 de julio, recordó la "gran vitalidad" que la Iglesia ha tenido "y tiene" en España, las raíces cristianas del pueblo español y el compromiso adquirido en la defensa y promoción de derechos humanos.