A David Beckham le ha salido un rival de talla. El cantante Robbie Williams debutó ayer como capitán en un partido benéfico, celebrado en el mítico Old Trafford, el estadio del Manchester United. Con todas las entradas vendidas, Robbie cumplió su máximo sueño poniéndose al frente de una selección inglesa de fútbol integrada por celebridades y viejas gloria del balón.

Inglaterra se enfrentaba al equipo del Resto del Mundo, en el que jugó Maradona y que contó con el exfutbolista y hoy renombrado chef británico Gordon Ramsay. La causa que les unía no podía ser más justa. El acontecimiento deportivo estaba patrocinado por Unicef, la organización de Naciones Unidas de ayuda a la infancia, de la que Williams es asiduo colaborador.

Esta vez, además de recaudar fondos, la estrella del pop estaba haciendo lo que más le gusta. "Me encanta el fútbol. De hecho, me apasiona tanto que preferiría ser futbolista a ser cantante", declaró recientemente la superestrella a la cadena BBC.

En su formación relumbraban viejas glorias como Paul Gascoigne, David Seasman, Tony Adams y Les Ferdinand. Frente a ellos había una variada selección de personajes, como el atleta velocista canadiense Ben Johnson, y los que fueran internacionales del fútbol, el italiano Gianfranco Zola, el francés David Ginola y el alemán Lotear Matthaus.

El dinero se destinará a paliar los problemas de algunos de los 15 millones de huérfanos víctimas del sida.