Carolina de Mónaco aparcó ayer los glamurosos vestidos que suele lucir en las portadas de las revistas y se puso su traje más austero para acudir a la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa donde pronunció un discurso en defensa de los derechos de la infancia.

Cansada quizá de seguir el ritmo de la moda, Carolina le ha cedido el testigo a su hija mayor, Carlota, que es la viva estampa de su madre de hace tres décadas (foto inferior). Ayer, la guapa heredera se codeó con otros vips, como la actriz Sigourney Weaver, en el desfile de Chanel de la pasarela de París.

En lugar de pasarelas o fiestas de palacio, con pastel y velitas --la hija mayor de Rainiero III y Grace Kelly superó ayer el medio siglo--, Carolina pidió en Estrasburgo que los delitos contra la infancia se consideren "crímenes contra la humanidad", tal como propone la Asociación Mundial de Amigos de la Infancia (Amade), que en el año 1963 fundó su madre y que ahora preside ella.

Ayudada de unas bifocales, la esposa de Ernesto de Hannóver leyó un discurso de cuatro folios en el que, además de defender los derechos universales de los niños, como la sanidad o la educación, recordó la labor que realiza Amade en África y Asia, donde la asociación ha construido escuelas y hospitales. La princesa también reclamó a la clase política que asuma como prioridad la lucha contra el trabajo infantil.