Oscuridad, soledad, tortura, infierno, dudas. Estas son algunas de las palabras con las que la Madre Teresa de Calcula (1910-1997), la santa de los pobres, describió su crisis de fe durante 50 años a sus consejeros espirituales. La religiosa, nacida en los Balcanes y trasladada a Calcuta a los 18 años, plasmó sus desvelos en 40 cartas que ahora recoge el libro Mother Teresa: Come Be My Light --Madre Teresa: Sé mi luz-- (Editorial Doubleday) y que no fueron destruidas al morir.

Muchas de ellas son inéditas y revelan cómo durante la mitad de su vida no sintió la presencia de Dios "ni en su corazón ni en la eucaristía", escribe el reverendo Brian Kolodiejchuk, editor de la obra, miembro de las Misioneras de la Caridad y encargado de recopilar documentos sobre la vida y milagros de la religiosa de cara a su santificación.

UN "GRAN VACÍO" Leyendo algunos pasajes cuesta creer que la Madre Teresa, que proclamó al mundo aquellos de "pertenezco totalmente al corazón de Jesús" y que en 1946 recibió la visión de Cristo pidiéndole que fundase las Misioneras de la Caridad para servir a los pobres, fuera la misma que en septiembre de 1979 confesó su crisis de fe al sacerdote Michael Van Der Peet.

"Jesús siente un amor muy especial por ti. En cuanto a mí, el silencio y el vacío es tan grande que miro y no veo, escucho y no oigo", reconoció la religiosa.

Pero es que estas líneas sorprenden todavía más teniendo en cuenta que las escribió tres meses antes de volar a Oslo para recoger el Premio Nobel de la Paz. Aquel 11 de diciembre de 1979, la Madre Teresa, vestida con su sari blanco y azul, proclamó: "Cristo está en todos los sitios. En nuestros corazones, en los pobres que conocemos, en la sonrisa que damos y recibimos".

IMAGEN PÚBLICA Aquella era la madre Teresa en público, la que siempre sonreía. Pero la Teresa de las cartas vivía en un profundo estado de dolor espiritual. Tan profundo que, según publica Time, llegó a dudar de la existencia del cielo y de Dios. "La sonrisa es una máscara que cubre todo. Hablo como si estuviera enamorada de Dios. Qué hipocresía", dice a uno de sus consejeros, consciente de la diferencia entre su lucha interior y su imagen pública. "Nadie sabía que estaba tan atormentada", explica James Martin sobre las dudas de la monja más popular del s. XX (su beatificación, paso previo a la canonización, llegó en 2003). Pero al Madre Teresa "encontró fórmulas para vivir con ello y no abandonar su fe ni el trabajo".