Una docena de empresas noruegas han recibido en los últimos días unas expeditivas comunicaciones por parte del Gobierno del país escandinavo en las que se les presenta, con un lenguaje mucho más funcionarial, la siguiente disyuntiva: paridad o cierre. Así de simple. Desde el pasado 1 de enero, Noruega cuenta con una ley de igualdad, única en el mundo, por la que los consejos de administración de todas las sociedades anónimas han de contar con un 40% de representación femenina. Si no cumplen este requisito, serán llevadas ante un tribunal para que este las disuelva. Así que ahora, casi dos meses después de que la norma entró en vigor, el Ejecutivo ha inspeccionado 463 compañías: 12 no llegan a la cuota mínima de mujeres. Tienen cuatro semanas para cumplir con la reluciente ley.

La salud empresarial del país nórdico, en cualquier caso, no está en peligro. Todas las empresas son de pequeño tamaño. Todas, salvo el club de fútbol Fredrikstad, que ahora mismo ocupa el octavo puesto en la Primera División, a 18 puntos del líder. Sin embargo, el presidente del consejo de administración del equipo, Per Kristian Olsen, dijo ayer que no tenía "nada que temer". Tal como lo ve Olsen, se trata de un malentendido. "El pasado 20 de diciembre celebramos una asamblea general extraordinaria en la que nombramos una representación femenina suficiente para cumplir con la ley", declaró el directivo a la radio pública NRK.

De las 463 analizadas, la mayoría cumplían con el 40% requerido. El resto, más allá de las 12 advertidas, habían cambiado de naturaleza: mutaron en sociedades limitadas para saltarse la norma.