Una corte de azafatos travestidos y semidesnudos daba el sábado la bienvenida a los invitados al tradicional Baile de la Rosa de Mónaco. La familia Grimaldi se rindió ante el hedonismo kitsch representado por los miembros de la expedición de la movida madrileña que asistieron a la gala benéfica celebrada en Montecarlo. Pedro Almodóvar, gran anfitrión de la fiesta, así lo confirmó: "Se han esforzado mucho por agradarnos. Son ellos los que se han adaptado a nosotros y han echado el resto".

El director manchego iba de la mano de Bibiana Fernández y Alaska, acompañada de su marido, Mario Vaquerizo, que actuó con su grupo Nancys Rubias. Fue Alaska quien abrió el baile con la canción Miro la vida pasar. La irreverencia de un espectáculo en el que se entonaron versiones un tanto paródicas de clásicos como La vie en rose, Ne me quitte pas y Tómbola.

"Nosotros no tenemos nada que enseñarle a la princesa Carolina. Ha bailado con Warhol en Studio 54, creo que es ella la que tiene que enseñarnos a nosotros", dijo Alaska. Por recomendación de Almodóvar, asistieron también algunos personajes claves de la movida ochentera como Luz Casal, la coreógrafa Blanca Li, las actrices Rossy de Palma y Mariola Fuentes, la cantaora Carmen Linares y el hombre-espectáculo Paco Clavel.