China anunció hoy la muerte de un tercer bebé por la ingesta de leche en polvo adulterada con melamina, que afecta ya a 6.244 niños, mientras una inspección descubría partidas contaminadas en el 20 por ciento de los fabricantes del sector. La tercera víctima mortal falleció en la provincia suroriental de Zhejiang, dijo en rueda de prensa el ministro de Salud, Chen Zhu, que declinó ofrecer más detalles sobre el caso.

Los otros dos bebés muertos eran de la provincia de Gansu (noroeste): un niño de cinco meses que falleció el 1 de mayo y una niña de ocho meses que lo hizo el 22 de julio, ambos tras consumir una leche en polvo de la firma estatal Sanlu contaminada con melamina que les causó problemas renales. De los 6.244 afectados, 4.917 han sido ya dados de alta tras recibir tratamiento médico y el resto, la mayoría recién nacidos, siguen hospitalizados, 158 de ellos con fallo renal grave, explicó Chen.

El nuevo escándalo, destapado tan sólo la semana pasada, llega el día en que se clausuran los Juegos Paralímpicos y después de que en 2007 Pekín prometiera tolerancia cero y seguridad máxima en sus productos, a raíz de varios casos de alimentos y medicinas contaminados en el mercado nacional y foráneo. Los foros de internet no dan abasto estos días con las quejas de los ciudadanos, que muestran su temor y desconfianza ante los productos nacionales y se preguntan qué es lo que pueden consumir.

Hasta el momento, el Ministerio no ha recibido información de víctimas por beber leche de otras firmas al margen de Sanlu (con sede en Shijiazhuang, capital de la provincia norteña de Hebei), aunque una inspección ha descubierto partidas contaminadas en el 20 por ciento de los fabricantes de este artículo. Entre ellas, Mengniu, el principal productor lácteo chino, que abasteció a un tercio del mercado chino el año pasado, y el Grupo Industrial Yili, segundo fabricante del país.

Dos de las firmas implicadas, Yashili y Suokang, exportaban la leche en polvo a Birmania, Yemen, Bangladesh, Burundi y Gabón, aseguró en la misma rueda de prensa Li Chanjiang, director de la Administración General de Supervisión de la Calidad, Inspección y Cuarentena. No precisó si se descubrieron partidas contaminadas destinadas a esos países y se limitó a subrayar que todos los productos defectuosos han sido retirados del mercado.

Ya hubo una alerta previa

La negligencia y la ocultación de datos sobrevuela una vez más este nuevo escándalo alimenticio, y la firma neozelandesa Fonterra, el mayor tratante lácteo mundial, que posee el 43 por ciento de Sanlu, ha denunciado que ya advirtió a las autoridades locales de los problemas el 2 de agosto, en la antesala de los JJOO. Las autoridades chinas, sin embargo, han optado por escurrir el bulto y echarse la culpa entre sí.

El vicegobernador provincial, Yang Chongyong, aseguró que hasta el 8 de septiembre no recibió el informe de las autoridades de Shijiazhuang, publicó hoy el diario "South China Morning Post". La portavoz del Ministerio de Exteriores, Jiang Yu, dijo ayer que Pekín recibió una alerta del Gobierno neozelandés el 9 de septiembre, aunque previamente los gobiernos locales implicados ya habían tomado medidas. Y la firma Sanlu se ha limitado a ofrecer una disculpa pública, sin explicar por qué tardó tanto tiempo en notificar la contaminación, y a anunciar el despido de su presidenta y directora general, Tian Wenhua.

La melamina es un químico no apto para el consumo humano que da mayor consistencia a los líquidos y, al ser rico en nitrógeno, puede engañar a los detectores del nivel de proteínas (para medir ese nivel muchas veces se calculan los niveles de nitrógeno, presente en las proteínas). La sustancia, que el año pasado se "coló" en productos para mascotas que llegaron a EEUU, ha causado graves problemas en el tracto urinario de los bebés y la formación de piedras en el riñón, algo muy extraño en niños de tan corta edad.

Su mezcla con los productos lácteos ha sido práctica común en China, advirtió Chen Junshi, del Instituto Nacional de Nutrición, citado hoy por el diario oficial "China Daily". Y en buena parte porque las autoridades no solían hacer controles debido a que se trata de una sustancia "no permitida" en los alimentos, explicó hoy el director de la Administración de Supervisión de la Calidad, algo que el Gobierno ha prometido enmendar a partir de ahora.

El escándalo ha saltado también a la región administrativa especial de Hong Kong, a donde miles de madres continentales están llegando en busca de leche importada, lo que ha obligado a las autoridades de la ex colonia británica a racionar la venta a fin de que las locales no se queden sin suministro.