La tripulación también falló. La comisión que investiga la tragedia de Barajas ha llegado al convencimiento de que los flaps, las aletas traseras de las alas, unos elementos imprescindibles para el despegue, no fueron activados por el copiloto, el miembro del equipo de a bordo encargado de llevar a cabo esta tarea. Este trágico error humano no figura por el momento en el borrador del informe preliminar, pero es probable que se incluya en la versión definitiva de este documento que debe ser aprobada el viernes, según informaron fuentes de la Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes de Aviación Civil (CIAIAC).

El borrador no se pronuncia sobre el motivo por el que los flaps no se activaron. Deja abierta la posibilidad de la avería o del fallo humano, pero los datos que maneja la comisión apuntan a esta última hipótesis. Si los pilotos hubieran accionado los flaps y estos no se hubieran desplegado debido a una avería, lo hubieran detectado porque "siempre que se mueve la palanca de flaps se comprueba su grado de inclinación de estas aletas a través de una pantalla luminosa. Esta les hubiera indicado a los tripulantes que se habían quedado en "grado cero replegados", como refleja el borrador.

LAS PRISAS Y EL RETRASO ¿Cómo puede una tripulación experimentada olvidar una acción tan esencial? "Las prisas y el exceso de confianza siempre están detrás de un descuido como estos", explicó ayer un piloto. Hay que recordar que el MD-82 tuvo que abortar un primer despegue a las 13.25 horas por un problema en la sonda de la temperatura exterior y que pasó casi una hora en el párking para resolverlo. Los pilotos habían salido de Barcelona a las 8.55 y cinco horas después estaban esperando para poder partir en un largo vuelo hacia Las Palmas.

La tesis de la avería en el despliegue de los flaps venía avalada por los precedentes. En dos semanas, el MD-82 sufrió dos averías en estos mecanismos esenciales y la única actuación de los servicios de mantenimiento fue resetear el sistema y comprobar que se habían activado.

Como apunta la comisión en el borrador del informe, el fallo de los flaps no hubiera desembocado probablemente en el accidente si el manual de Spanair hubiera incluido la recomendación del fabricante de comprobar, antes de cada vuelo, el sistema de alarmas que avisa cuando la configuración del despegue, el TOWS, no es la correcta. Boeing establece en su manual que debe revisarse antes de cada despegue, pero Spanair libera a los pilotos de la obligación cuando uno de los dos tripulantes ya lo hizo en el vuelo anterior.

La difusión ayer de este aspecto de la investigación motivó que Spanair rompiera el silencio que ha mantenido casi desde el primer día en que se iniciaron las investigaciones. En declaraciones a dos agencias de prensa, el director de operaciones de vuelo de la aerolínea, Javier Muela, cargó contra el contenido del borrador, al que acusó de estar "lleno de imprecisiones" y anunció formulación de alegaciones.

Muela confirmó que, como dice el informe, el piloto del MD-82 efectuó la comprobación del sistema de avisos en el primer vuelo del día (Barcelona-Madrid), y aseguró que también la hizo antes del despegue abortado.